Explosión de alegría del pueblo pinero ante la noticia de la ratificación del Tratado Hay-Quesada.

Edificio del antiguo telégrafo, hoy vivienda familiar en Martí No. 1808 entre 18 y 20, Nueva Gerona.Todos los días al recorrer el bulevar de Nueva Gerona pasamos frente a un majestuoso edificio situado entre el correo y el banco. Este inmueble, hoy vivienda familiar, fue la primera oficina telegráfica de Isla de Pinos construida en la primera década del siglo XX. El 13 de marzo de 1925 se recibe a través de los equipos del centro radiotelegráfico de la Isla, la esperada noticia de que el Senado norteamericano había ratificado el Tratado Hay- Quesada, que devolvía la soberanía de Cuba sobre Isla de Pinos.Desde aquella fecha, este lugar adquirió gran importancia para el pueblo pinero al insertarse en su historia y generar toda una tradición. Juan Blanco Llorca que era en aquel momento un niño de 12 años y trabajaba en el lugar como mensajero, recordaba en una entrevista que estando allí “casualmente comienza a entrar la noticia de que había sido reconocida la Isla de Pinos como parte del archipiélago cubano. Mi jefe lo leyó, nos abrazamos… y luego salimos a las calles para festejar, todo el pueblo se alegró de la nueva buena”.

El historiador pinero Mariano Rives Pantoja relataba que cuando llegó el telegrama, la noticia de la ratificación corrió como pólvora por Nueva Gerona, y minutos después se volcaba el pueblo a las calles, en una explosión de alegría sin precedentes. “Todos corrían de un lugar a otro, unidos en un mismo abrazo, sin distinción de clases, sexo ni edades, mientras que durante la marcha, el maestro Fernando Bayo Soto disparaba un viejo cañón en cada esquina. Se trajo una orquesta de Batabanó y la celebración se prolongó durante días, con bailes y fiestas desbordantes de júbilo popular”.Escribía el pinero Rubén Reyes Escobar, testigo de los hechos que se desencadenaron tras conocerse la noticia que en “la primeras horas de la tarde de aquel memorable día, el señor Manuel Reyes Lebatard, a la sazón director del centro telegráfico de Nueva Gerona captó por medio de un radio receptor de piedra de galena, directamente desde Washington, la noticia [y aunque] posteriormente fueron llegando mensajes oficiales dirigidos a las autoridades pineras (…), Reyes, que había anotado aquella transmisión radial, salió vertiginosamente con rumbo a la Sociedad [actual Casa de la Cultura de Nueva Gerona], a la que llegó minutos después, y agitando al aire aquel pedazo de papel portador de tan fausta noticia, entró al salón, y gritando más que diciendo, exclamó ante todos los allí presentes: “Señores, ya Isla de Pinos es cubana. ¡Viva Isla de Pinos Cubana!”.En cuestión de minutos se fueron congregando allí las más altas autoridades y el pueblo en general. Era una locura. Se cantaba el himno nacional, el himno Invasor, se recitaban poemas alusivos al acontecimiento. Se brindaba con espumosa sidra por la República cubana y por el futuro de nuestra isla.

El centro telegráfico tenía empotrado en su fachada el Escudo Nacional“Más tarde cuando alguien dio la voz de “A la calle”, partió aquella manifestación patriótica por la calle Carlos M. de Céspedes rumbo al cuartel de la Guardia Rural para allí doblar y tomar la calle Martí para seguir hacia el Ayuntamiento (…) Enrique Bayo Soto, quien en cada esquina en que la multitud se detenía, al grito estentóreo de ¡Viva Isla de Pinos Cubana!, disparaba una salva de pólvora con una antigua y raída culebrina, desempolvada del fondo del Escenario de la Sociedad”, concluía Reyes. A partir de estos hechos, el 13 de Marzo se convirtió para los pineros en un grandioso día de fiestas y júbilo.

Personal y equipos en la labor diaria.Por el día había carreras de caballos, y carreras de saco. También se organizaba un juego de las argollas que consistía en que se ponía una soga que se llenaba con argollas con una cinta de color rojo unas y otras con cintas de color azul, entonces los jinetes a todo galope iban hacia la soga para con un lápiz tratar de enganchar la argolla de su bando o sea azul o rojo, al final el que más argollas con su color había insertado era el ganador. También era tradicional en ese día celebrar un Juego de Pelota donde nuestros peloteros, se medían con algún equipo de La Habana o de Batabanó.Como parte de estas celebraciones se hacia la selección de la Señorita “13 de Marzo”, la que era coronada por el alcalde o una personalidad local en una ceremonia que concluía con un baile siempre amenizado con una orquesta local o traída de La Habana.

Estas festividades han atravesado diferentes momentos de esplendor y de declive. Ya no tienen el encanto de otros tiempos, pero todavía se continúan celebrando, atenidas a los avatares del presente, para no dejar en el pasado aquel hecho que le dio origen, tras el desbordamiento popular en las calles de Nueva Gerona del pueblo pinero, motivado por la noticia de la ratificación del Tratado Hay-Quesada el 13 de marzo de 1925.
Autor: Guillermo Fabián Maquintoche Vázquez.
Fotos: archivo del autor.