A pesar de las condiciones adversas, Los Piratas demostraron coraje y dignidad. Con equidad, el béisbol cubano puede florecer para todos.”
La Serie Nacional Sub-23 debe representar un espacio de crecimiento y motivación para los jóvenes talentos del béisbol cubano. Sin embargo, para los representantes de la Isla de la Juventud, esta edición dejó más sombras que luces.

Resulta alarmante que el equipo pinero haya participado en apenas 11 encuentros: una cifra que despierta dudas, incomodidad y, sobre todo, profunda frustración entre atletas, entrenadores, aficionados y familiares, quienes esperaban un torneo más justo y equitativo.

No cuesta imaginar el desaliento de esos jóvenes peloteros que, tras meses de preparación, enfrentaron una competición desigual, donde su rendimiento estuvo limitado por factores ajenos a su voluntad. Esta situación, lejos de ser una coincidencia, evidencia un trato desfavorable que deja al conjunto en clara desventaja frente a los demás territorios. ¿Cómo se puede aspirar a un rendimiento sobresaliente si las oportunidades de juego son escasas?

Los entrenadores también se vieron afectados. Su capacidad para diseñar estrategias, evaluar talentos y fomentar el desarrollo técnico se vio comprometida por un calendario reducido. No se trata solo de partidos perdidos, sino de experiencias formativas esenciales para atletas en pleno proceso de maduración deportiva.
Y sin embargo, los bisoños Piratas respondieron con gallardía, entrega y amor por su camiseta. Su actuación, aunque mermada por las circunstancias, pudo haber sido mucho más destacada de haber tenido condiciones equitativas. Por eso, es justo reconocer su esfuerzo en medio de un panorama adverso.
Pensando en la próxima Serie Nacional, prevista para septiembre, es necesario lanzar una alerta seria: no sería saludable para el territorio pinero que se repitieran los mismos errores. Recordemos que la exclusión sistemática y la falta de respaldo sólido amenazan no solo el rendimiento deportivo, sino la motivación y el sentido de pertenencia de quienes integran las distintas selecciones.

En resumen, el béisbol cubano debe crecer con todos sus territorios, sin excepciones. Porque la equidad no es un privilegio: es un principio fundamental.
Texto: Frank Pupo La Rosa
Fotos: Tomadas de la TV