julio 12, 2025 ¿Quienes somos?

Rusbelys Cutiño y la Revolución silenciosa del Autoconsumo

A tan solo kilómetro y medio de la Carretera Costa Sur, justo en la entrada del Canal, se encuentra un terreno que a simple vista podría parecer común, pero cuya tierra guarda el testimonio de una transformación asombrosa. En esta porción de tres hectáreas, perteneciente a la Empresa Municipal de Servicios Comunales de la Isla de la Juventud, se está gestando una revolución silenciosa, encabezada por un hombre que ha hecho de la constancia su herramienta, del amor por la tierra su motivación, y de la comunidad su razón de ser; Rusbelys Cutiño.

"Hace años, este terreno estaba en estado de abandono, la maleza cubría los surcos, y la idea de que allí pudiera florecer algo más que polvo parecía una quimera”. Sin embargo, con la llegada de Rusbelys, un hombre de espíritu humilde, criado en las zonas aledañas, comenzó a cambiar el curso de la historia del lugar.Dotado de una fuerza de voluntad inquebrantable y una pasión profunda por la agricultura, Rusbelys asumió el reto de rescatar la producción de esas tierras, transformándolas poco a poco en un ejemplo palpable de lo que el compromiso puede lograr. Con sus propias manos y acompañado por otro compañero de trabajo y su esposa, igualmente entregados, comenzó la limpieza, la preparación de los suelos, la siembra y el cuidado de cada planta.

Hoy, en ese espacio renacido, se cultivan yuca, plátano, guayaba, mango, calabaza, aguacate, y otros frutos que no solo alimentan a los trabajadores de la entidad, sino que simbolizan el camino hacia la soberanía alimentaria. Un concepto que para muchos es utopía, pero que para Rusbelys, es una meta diaria, tangible, y alcanzable.Pero su historia no se reduce al cultivo de alimentos.Su jornada comienza temprano, cuando el sol apenas asoma por el horizonte, y se extiende hasta bien entrada la tarde. Cada jornada, sin excepción, está marcada por el esfuerzo físico y la esperanza sembrada.Los trabajadores de Servicios Comunales, beneficiarios directos de estas producciones, no solo consumen alimentos frescos y variados; También reciben, en cada plato, el reflejo del empeño de quienes han decidido apostar por el autoconsumo como alternativa viable y sostenible para enfrentar tiempos complejos. Y entre esos trabajadores, muchos ven en Rusbelys un referente, alguien que no espera soluciones desde fuera, sino que las cultiva desde dentro.

Su historia es también una invitación a mirar con otros ojos esos pequeños espacios que, abandonados, podrían convertirse en fuentes de vida. Es prueba de que no hacen falta grandes recursos, sino grandes voluntades. Y que el futuro puede brotar del surco más olvidado, si alguien se atreve a confiar en la tierra.


Texto y fotos Dianelys Labrador

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