Balandro “Margarita”.*
La expedición más arriesgada.
El trabajo intenso desarrollado por José Martí en la preparación de la Guerra Necesaria, conmocionó a todos los cubanos. Muchos hombres de pensamiento independentista, que conspiraron contra España son hechos prisioneros y, finalmente, ‑al igual que en la Guerra de los Diez Años ‑, fueron confinados a Isla de Pinos. Según se intensificaba la lucha en las provincias de La Habana y Pinar del Río, se incrementaba el número de los deportados.
El 13 de junio de 1895 de una sola vez, llegaron desterrados 150 revolucionarios que habían participado en un levantamiento insurreccional en la provincia de La Habana y ya para finales del año sumaban 300.
Esta situación, junto a la presencia del Mayor General Antonio Maceo al frente de las tropas invasoras en el occidente de Cuba creaba las condiciones propicias para una insurrección armada en el territorio pinero, donde los sentimientos patrióticos arraigados en gran parte de su población junto al de los revolucionarios confinados, llegaron a materializarse en acciones conspirativas que demuestran el triunfo de la corriente ideológica independentista y la actuación de los locales en el escenario político en el mismo tiempo histórico que el de la Isla de Cuba.
A la entrada del año 1896, los revolucionarios pineros ya se encontraban esperando el momento oportuno para levantarse contra la corona española, proclamar la independencia de Isla de Pinos e incorporarse a las tropas mambisas en el occidente de Cuba.
El día 11 de enero de este mismo año, cuando el Mayor General Antonio Maceo se encontraba en Bahía Honda, Pinar del Río, un grupo de deportados, deseosos de incorporarse a la lucha, decidieron secuestrar una embarcación que se encontraba atracada en el muelle del río Júcaro, el balandro Margarita, para en él dirigirse a las costas pinareñas y unirse a las tropas invasoras.
Participaron en el secuestro los jóvenes patriotas Cristóbal Guevara Aroza, Ángel Abascal Alderete, Rafael Caso Vidal, Pedro Buides Orihuela, Juan Miranda Pérez, Adolfo Vega Valdivia, Plácido Hernández Vázquez, Irene Hernández, Victoriano Guerrero y Máximo Camero Díaz. No disponían de armas de fuego, contaban solamente con una tijera dividida en dos partes, una navaja de barbero y un cortaplumas, pero fue el factor sorpresa la principal arma del grupo.
Se dirigieron a Júcaro a través del poblado de Santa Fe, llegando en horas de la tarde, en los momentos cuando la tripulación del balandro realizaba labores de carga de mercancías. Ante el ataque y los gritos de ‘’ Viva Cuba Libre’’, los españoles que se encontraban laborando en ese momento huyeron, y quedó solamente el patrón, un marinero y el Alcalde de mar, los que fueron obligados a poner proa rumbo a las costas pinareñas. Con el objetivo de no ser descubiertos por el destacamento de la guardia civil, al desplegar las velas del balandro, fueron remolcados por un bote hasta pasar la zona de peligro; a la salida del río liberaron al Alcalde de mar y continuaron el rumbo planificado.
Ya de día el capitán del balandro los trató de engañar y quiso dejarlos en una de las isletas cercanas pues tenía temor de ser capturado y fusilado por sus coterráneos. Los expedicionarios se dieron cuenta por lo que le entregaron un acta que decía:
"En alta mar, a los doce días de enero de 1896, los patriotas cubanos que suscriben hacen constar a bordo del balandro "Margarita", que con el deseo de luchar por la libertad, atacaron y por la fuerza obligaron al patrón y marineros que los llevaron a playas cubanas y para que conste firman a tenor: Cristóbal Guevara; Ángel Abascal; Rafael Caso; Pedro Buides, Juan Miranda, Adolfo Vega, Plácido Hernández, Irene Hernández, Victoriano Guerrero, Máximo Camero."
En horas de la tarde de ese mismo día son avizorados y perseguidos de cerca por el vapor Protector y los cañoneros Almendares y Águila, cuando el balandro Margarita había embarrancado en los bajos cercanos a la desembocadura del río Guamá. Ante la peligrosa presencia y los disparos de cañones, los cubanos se lanzaron al agua para ganar la costa; botes con infantes de marina persiguieron a los jóvenes revolucionarios logrando capturar a Rafael Caso. El resto del grupo de "pineros" como los llamaron los mambises de la tropa de Antonio Maceo, a varios días después de su desembarco, se incorporaron a las fuerzas invasoras y al conocer del hecho el lugarteniente general manifestó:
"La expedición más arriesgada que ha desembarcado, sólo pueden realizarla niños o locos y los pueblos que tienen estos niños deben ser libres".
Los jóvenes, como integrantes de las fuerzas invasoras, permanecieron hasta el final y continuaron al lado de Maceo durante toda la campaña en el occidente de Cuba.
La valiente actitud de los pineros en la guerra hizo que el 18 de mayo de 1896, Manuel Piedra Martell, hombre de gran valor y ayudante de campo del General Maceo, expresara que la forma de pelear de los jóvenes pineros era digna de encomio, "siendo todos casi unos niños".
En total cuatro de los nueve expedicionarios pineros derramaron su sangre combatiendo al lado de Antonio Maceo el primero fue el joven vueltabajero Ángel Abascal, después cayó Adolfo Vega Valdivia en el combate de río de Auras en Matanzas, al lado del Titán murió también Juan Miranda Pérez y en el último combate que llevó a cabo en Pinar del Río cayó Pedro Buides Orihuela. Uno de los sobrevivientes, Plácido Hernández, llegó a alcanzar los grados de Comandante del Ejército Libertador.
Los españoles comprendían que la situación del país cada día se presentaba más tensa, y en Isla de Pinos las condiciones eran propicias para un levantamiento, por lo que el General de Brigada del Ejército español Don José Oliver, el 26 de mayo de 1896, elaboró una memoria oficial donde reflejaba la situación militar del lugar, y argumentó la necesidad de fortificarla ante la posibilidad de una invasión por parte de las tropas mambisas y probables intentonas de los deportados políticos para tomarla.
Isla de Pinos se encontraba en el mejor momento para desarrollar un movimiento insurreccional. La Campaña de Occidente dirigida por el General Antonio Maceo había revolucionado a todas las provincias de esta región y su influencia llegaba a los más amplios sectores sociales que allí habitaban, no quedaba excluido el territorio insular pinero y, por supuesto, los jóvenes radicados aquí, deportados y naturales que se encontraban organizados esperando el momento más favorable para el levantamiento armado ya proyectado desde enero de 1896.
(Datos tomados de la Monografía de la Isla de la Juventud).
*La balandra es una embarcación pequeña de vela con un solo palo y cubierta superior. Las balandras son construidas con tablas de madera clavadas parcialmente una encima de la otra, contrariamente a la construcción de una carabela. (Diccionario Marítimo Español. Madrid, imprenta Real, 1831).
Por: Lic. Guillermo F. Maquintoche Vázquez.
Fotos: archivo personal.