Cinco al mes no son suficientes: ¿Qué está pasando con la producción de huevos en Cuba?
Cuando en igual fecha del pasado año un cartón de huevos costaba 1 500 pesos, parecía una cifra increíble en un país donde esta proteína ha sido históricamente parte de la dieta (y no es un caso aislado; aunque muchos piensen lo contrario, es un producto muy consumido a nivel global) y se podían comprar a precios razonables en todos los mercados estatales.
Ahora, en octubre de 2023, hay que pagar alrededor de 2 800 para adquirir 30 huevos en el mercado negro, único espacio donde prácticamente se pueden encontrar. Es contradictorio, por supuesto, que un cartón cueste casi dos veces más que la media de una pensión en Cuba.
Si bien la cantidad de huevos que le corresponde a cada persona por la libreta de abastecimiento ha variado con el paso del tiempo, en los últimos meses, según datos del Ministerio de Comercio Interior, solo se han vendido cinco unidades por consumidor.
Si a ello se suma la escasez de otras fuentes de proteínas, la inflación sin frenos, la depreciación de la moneda nacional y el aumento constante de los precios en el mercado negro, poner un plato de comida en mesa ha pasado a ser una tarea titánica.
¿Qué está pasando con la producción de huevos en el país? Algunos reportes de medios provinciales aclaran en parte la interrogante y algunos productores nos hablaron de sus experiencias. Autoridades del Ministerio de la Agricultura declinaron ofrecer declaraciones a Cubadebate.
Cifras que hablan solas
“Una lata de pienso, si la encuentras, cuesta alrededor de 1 500 pesos, y una libra de maíz seco, por ejemplo, 50 pesos”, cuenta Zeikel, un campesino de San Cristóbal, Artemisa.
“Tengo 10 gallinas y no tengo casi ganancia. Estoy vendiendo los cartones en 1 800 y la gente ni siquiera espera a que esté completo y se lo llevan por docenas”. Esa situación, unida a la cero disponibilidad en los mercados estatales, se extiende a todo el país.
En Guantánamo, según un reporte del periódico Venceremos, en el 2021 se produjeron poco más de 64 millones de huevos, nueve millones menos que lo planificado. En el 2022 había un déficit del 50% del plan (47 413 700 huevos). La insuficiente alimentación de las gallinas y la entrada tardía de sus reemplazos al territorio fueron las causas principales de la carencia productiva.
Eider Álvarez Ramírez, director de la empresa avícola en esa provincia, señaló la escasez de combustible y la falta de materias primas como factores que inciden en la producción.
En octubre del pasado año, el periódico Sierra Maestra señalaba en un reportaje que la Empresa Avícola de Santiago de Cuba, de un plan acumulado hasta esa fecha de 387 800, contó con una cantidad real de 277 600 aves, 110 200 menos que las previstas. En relación con lo planeado para la producción de huevos, 82 337 300, se había obtenido un real de 40 889 800, lo que se traduce en 41 447 500 por debajo, para un 49.7 % de cumplimiento.
Disney Coello Muñoz, director de Producción y Comercialización de la Empresa Avícola Santiago, decía entonces: “Existe una situación crítica con la materia prima para la elaboración del pienso; principalmente, hay problemas con la disponibilidad de soya y maíz. De un plan de consumo de 18 457.4 toneladas, solo se han utilizado 14 432.3. Además, las aves han consumido 1 056 toneladas de cereales mezclados, debido a la falta de soya, y estos no reúnen los requerimientos nutricionales para la producción de huevos.
“En el primer semestre del año, fuimos afectados por la mala calidad del pienso habilitado, al faltarle productos esenciales como la metionina, sustancia que influye directamente en el tamaño del huevo; de ahí que el resultado cuenta con un porciento bajo de la proteína y la energía establecidas”.
En octubre del 2022, la periodista Katia Siberia alertaba en el periódico Invasor que, como promedio, más de la mitad de las gallinas avileñas no estaban poniendo. El porcentaje de posturas rondaba el 43%. O sea, de cada 100 aves, 57 no pusieron ese día.
“Por eso, si decimos que se han quedado varios días sin comer, que otras han picoteado una mezcla escasísima de proteína, que algunas no han tenido el agua a tiempo por falta de corriente y –de paso– tampoco suficiente luz para estimular la puesta; que han comido fuera de horario por atrasos en el alimento; que hay decrépitas que siguen en producción 14 meses después de lo indicado, pero, aun así, de cada 100 gallinas 43 logran sobreponerse a ese estrés y poner un huevo, la noticia puede sonar hasta alentadora”, escribía Sibeira.
En mayo de 2023, el periódico El Artemiseño mencionaba como experiencia positiva la venta de un cartón de huevos a 750 pesos de forma liberada (controlada por la libreta de abastecimiento solo en el municipio cabecera), gracias al aporte de la UEB César Escalante. El alto precio “obedecía a lo encarecido del pienso en el mercado en divisas”.
De acuerdo con el reporte, la tonelada es adquirida a 78 000 pesos la tonelada, o unos 650 MLC, conforme al cambio oficial de 120 pesos. Por este concepto de venta liberada habían recaudado 20 821 000 pesos a finales de abril.
La escasez de cartones o “files”, como se les conoce, fue otro de los escollos enfrentados por ese y otros territorios del país. En esos meses se rompió la fábrica de La Habana y fue imposible recolectar huevos durante varios días.
Alternativas para paliar la situación
La estrategia del país para contrarrestar la baja producción de huevos ha sido apostar en el 2023 por la cría de gallinas semirrústicas y codornices en varias zonas del país.
Estas aves son más fáciles de alimentar ante la falta de piensos industriales para la crianza de otras razas, porque se mantienen con comida alternativa y pasto verde (hierbas, insectos, materias minerales y otros alimentos como leucaena, frijoles gandul y soya, maíz). La codorniz, por ejemplo, consume menos y su tiempo de producción es relativamente corto.
Estas granjas están por todo el territorio nacional. Según el diario Granma, en el antiguo preuniversitario Lázaro Acosta Paulín, cercano al poblado de Briones Montoto, en Pinar del Río, se hizo una inversión de 26 millones de pesos para emplazar una.
Juan Carlos Cruz González, director general de la Empresa de Aseguramiento y Servicio Integral a la Ganadería, explicó en ese reporte que la intención era validar la pertinencia de aprovechar en la avicultura estas construcciones, que hace mucho tiempo no se utilizan. Son instalaciones amplias y sólidas, mucho más resistentes a los eventos hidrometeorológicos que con frecuencia azotan a Cuba.
En el momento de su inauguración, la granja tenía capacidad para unas 120 000 codornices y podía aportar anualmente 24.2 millones de huevos. El funcionario aclaró que el 35% de la producción estaría destinada a la venta en divisas, con el propósito de captar el financiamiento necesario para adquirir el pienso destinado a sustentar a las aves.
Sin embargo, estas alternativas no dan abasto para satisfacer las necesidades de la población. Los precios a los que ha llegado el cartón confirman ese hecho. El costo del huevo, además, encarece otros productos en cuya elaboración es clave, como los dulces.
Es una cadena en que la población observa cómo el precio sigue aumentando a la par de los revendedores y la especulación, y no parará mientras la industria no sea capaz de suplir la demanda.
Comer un huevo entero aporta proteínas, vitaminas, fósforo, hierro, zinc y otros minerales... y calorías. Son múltiples sus beneficios y es muy necesario y estimado su consumo –no solo en Cuba, hay que repetir–. Hoy, sin embargo, consumirlo regularmente está lejos del bolsillo del cubano. Cinco al mes no son suficientes.
Granja de producción avícola en Pinar del Río
Tomado de Cubadebate