Días de Caracas: Entre emociones y recuerdos
Frente a mis ojos se levanta el Monte Ávila con sus más de 2 mil metros de altura. En una de sus cumbres se divisa el Hotel Humboldt. Hasta allí llego Fidel 66 eneros atrás en su primera visita a Venezuela. Aquella fue la inicial de varias presencias históricas del Comandante en esta tierra querida. Mirando desde allá arriba, la Gran Caracas imaginó cuanto más rápido hubiera sido el triunfo en Cuba, si elevaciones como estas se erigieran cerca de La Habana. Tan grande como el Ávila se nos antojan los recuerdos de Fidel en estos días de combate en Venezuela y en Cuba. “Si es que queremos salvar la revolución de Cuba, la revolución de Venezuela y la revolución de todos los países de nuestro continente, tenemos que acercarnos y tenemos que respaldarnos sólidamente, porque solos y divididos fracasamos”, había exclamado aquellos días de 1959.
Díaz-Canel en la toma de posesión de Maduro.
Este 10 de enero aquí estuvo Día-Canel, venía impregnado del espíritu de Fidel tras ascender con los jóvenes hasta la Comandancia de La Plata, en la Sierra Maestra. Vino a mostrar el apoyo de la Revolución cubana a la bolivariana, incondicional, de hermanos. Lo sentaron en puesto preferente en la ceremonia de toma de posesión de Nicolás Maduro. Mientras más duros los tiempos, más fuertes los lazos que unen los destinos de las luchas de nuestros pueblos.
La Revolución Bolivariana dio un golpe estratégico en esta jornada. Nicolás Maduro juró como Presidente venezolano evocando a la constitución y el pueblo, pero también a Bolívar, Manuelita, Guaicaipuro y Chávez. Habló de gobernar para todos, pero sin recibir jamás órdenes del imperio. La banda presidencial sobre su pecho, tejida por bordadoras humildes, simbolizaba el triunfo de la verdad contra la conjura reaccionaria y fascista. El hijo de Chávez, una vez más, sostenía fuerte el batón revolucionario que le entregó el Comandate Eterno.
Han sido años duros, desde aquel abril de 2014 en que Nicolás Maduro asumió el liderazgo del proceso bolivariano, tras el fallecimiento de Chávez. El imperio se lanzó con todo contra Venezuela: el petróleo, el agua y otros recursos naturales venezolanos son muy importantes para los propósitos hegemónicos de Washington. Sanciones económicas, cercos diplomáticos, intentos de chantaje, amenazas militares, sabotajes y planes de magnicidio; de todo se ha experimentado contra la patria y el pueblo de Bolívar en estos años. Millones de dólares para programas subversivos y la construcción de personajes como Leopoldo López, Juan Guaidó, Maria Corina Machado y el muppet de Edmundo González han sido parte del constructo agresivo.
Una y otra vez, con astucia y no pocos sacrificios, esos planes han sido derrotados.
Las calles, el pueblo
Manifestación popular en apoyo a Maduro.
Ernesto Segovia es un joven documentalista venezolano. Tenaz y comprometido como el que más. Sus obras son un recuento de estos años más recientes de la Revolución desde la mirada del pueblo más humilde. Por estos días anda incansable con su equipo documentando estas históricas semanas. Nos hemos visto varias veces en La Habana; ahora nos encontramos en Caracas. Me cuenta entusiasmado de la alegría y el compromiso de miles de jóvenes de varias partes de Venezuela que llegaron hasta Caracas para mostrar su apoyo a Maduro. Montaron campamento en el hipódromo y lo llenaron de ideas, de consignas, de música y baile. La batalla por el futuro tiene que ser alegre y joven, irremediablemente.
Las calles de Caracas y de múltiples ciudades de Venezuela se llenaron de fuerzas bolivarianas este 10 de enero. La juramentación de Maduro fue más que el acto protocolar en la Asamblea Nacional, fue una demostración de pueblo comprometido y bravío que sigue siendo mayoría del lado de la Revolución. Ni la violencia del fascismo opositor de julio pasado, ni las amenazas de desestabilización, ni las campañas cobardes han podido acallar a las fuerzas revolucionarias.
Del otro lado, pese a las múltiples convocatorias y la maquinaria propagandística mundial detrás, los fascistas escuálidos no lograron publico en todo el país ni para un juego de beisbol. Ni el montaje de detención de Maria Corina Machado les sirvió para sacar más gente a las calles en la jornada previa a la asunción presidencial. Los augurios de marchas gigantescas y probable violencia fueron sueño y nada más
"El pueblo de Venezuela le ganó al imperialismo y a su diplomacia de engaño", dijo en su discurso de toma Nicolás Maduro.
El pueblo, las calles, una de las claves del triunfo bolivariano este 10 de enero.
Pueblo uniformado
En medio del Congreso Antifascista de Caracas me aborda un joven flaco e inquieto. "¿Tú eres Randy pana?" Y tras mi respuesta evoca emocionado su estancia como soldado en el poblado pinareño de Sandino, construyendo casas para los damnificados de un huracán y me muestra emocionado un video de su intercambio con Chávez y Fidel en aquel Aló Presidente que ambos vivimos, el día en que se juró el Pacto de Sandino para curar la vista de cientos de miles de latinoamericanos. Él regresó tiempo después a Cuba y se hizo médico. Su esposa también estudio medicina en Villa Clara. Ambos trabajan en proyectos para los más humildes
La alianza cívica militar forjada por Chávez ha cimentado la fuerza del proceso bolivariano. El pensamiento del Libertador, la vinculación con la obra social, el respeto a la Constitución y el apego a la independencia y el antiimperialismo como doctrinas han ido forjando un ejército diferente y una piedra angular de la Revolución. El alto mando y las tropas juraron esta jornada lealtad al pueblo y a Maduro. La Fuerza Armada Nacional Bolivariana evitará que "poderes externos impongan nuevamente gobiernos transitorios y entrevistas que vulneren los sagrados intereses del pueblo", afirmó en la ceremonia el general en Jefe Vladimir Padrino López, ministro de Defensa.
Mientras, en una especie de farsa repetida, Edmundo González ordenaba desde un escenario, en algún lugar del mundo, que las fuerzas armadas le debían obediencia como su Comandante en Jefe. ¿Se comprará de verdad el guion ridículo?
El ejército, en su alianza con el pueblo, la otra fuerza cardinal que ha permitido derrotar a la derecha fascista y sus amos imperiales.
Manos y corazones que se juntan
El boliviano Antonio Soria, mi compañero de estudios en la Facultad de periodismo, dirige ahora un medio digital en Cochabamba y vino a Caracas al Congreso Antifascista. Hace tres décadas no nos veíamos físicamente. Aquí también me encontré con dos amigos argentinos que estuvieron en la Mesa Redonda allá por el 2000, cuando Fernando de la Rúa secundó el plan imperial contra Cuba en la Comisión de Derechos Humanos, y con otros dos panameños que desde la Mesa denunciaron la connivencia del gobierno de Mocoso con el terrorista Luis Posado Carril. Grato fue reencontrarnos, más grato fue saberlos en la misma trinchera tantos años después.
La solidaridad se respira por estos días en Caracas. Más de mil luchadores sociales y políticos, intelectuales, jóvenes, mujeres y representantes de fuerzas diversas han coincidido en Venezuela para mostrar el respaldo a Nicolás Maduro y la Revolución Bolivariana. Venezuela no puede ni debe estar sola. Aquí también hay una numerosa delegación cubana, como expresión del compromiso de nuestro pueblo con los destinos de Venezuela.
Pero no se trata de la lucha únicamente por la tierra de Bolívar. El mundo vive tiempos amenazadores con el avance de las fuerzas extremistas y fascistas en EE. UU., Europa y en algunas naciones latinoamericanas. De lo que se trata es de la batalla por la supervivencia de la justicia y de la paz en el mundo. Así lo ha entendido Maduro y el liderazgo bolivariano. De septiembre a acá se ha ido articulando un movimiento antifascista con mujeres y hombres de 102 países, con epicentro en Caracas. En estos días fecundos, nuevos espacios, acciones y propósitos se acuerdan. Desde la comunicación también se forjan saberes y alianzas en el III Congreso Internacional de la Comunicación convocado por la UICOM, para enfrentar las campañas que crean mundos paralelos desde las burbujas de Facebook, Instagram o X.
No hay tiempo que perder. Frente al cerco diplomático y político, en la solidaridad está la fuerza. Porque los cercos y acechanzas aún no están conjurados totalmente y quedan muchas batallas por librar.
"Cuando vemos la resistencia del pueblo palestino, del pueblo de Cuba, del pueblo de Venezuela, sabemos que hay esperanza", sentenciaba Delcy Rodríguez en la inauguración del gran Festival Antifascista que concluye hoy en Caracas.
Son las 2 de la mañana y hay tranquilidad en el espacio de Caracas donde andamos. Los agoreros de la violencia han sido derrotados en esta jornada histórica. La Revolución Bolivariana ha dado un golpe de fortaleza y autoridad. Las lucecitas brillan en los cerros, mientras una amiga querida colombo-venezolana me comparte emocionada la foto que se tiró en el Palacio Legislativo con nuestro Presidente. Fidel y Chávez vienen a mi mente de nuevo y los veo sonriendo, como tantas veces, cuando disfrutaban derrotar los imposibles.
Parte de la delegación cubana que asistió a la toma de posesión de Nicolás Maduro.
Por: Randy Alonso Falcón
(Tomado de Cubadebate)