abril 25, 2025 ¿Quienes somos?

El arte de sanar

Leyssan Cepero Fiallo, especialista clínica y cirugía veterinarias. Foto: Gabriel Mok/Cubadebate

En la Quinta de los Molinos, en La Habana, el doctor Leyssan Cepero Fiallo abre su consulta veterinaria cada mañana. Spanky, su nombre actual, es una consulta que funciona desde 1991 y atiende a perros, gatos, aves y otras especies exóticas.

Leyssan recibe principalmente animales rescatados de la calle. “Los que más llegan son los que vienen muy parasitados o con infecciones en la piel”, explica mientras revisa a un gato recién llegado. “Aquí les damos tratamiento, les damos cuidado”.

Es un compromiso con la vida, con los animales que no tienen voz, pero que encuentran en él y en su equipo un refugio, una segunda oportunidad.

Leyssan lleva más de 20 años ejerciendo como veterinario en este lugar, un espacio que no solo es consulta, sino también santuario para muchos animales. Pero no todo es sencillo, los recursos escasean, y la Ley de Bienestar Animal, aunque es un faro que guía su trabajo, no siempre se traduce en herramientas concretas.

Aun así, Leyssan y su equipo no se detienen. “Hacemos más de 600 esterilizaciones en una semana”, explica con orgullo. “Y no solo eso: educamos a la población, trabajamos con niños, les enseñamos a cuidar, a proteger, a respetar a los animales”.

Para Leyssan, la veterinaria no es solo una profesión; es una vocación que lo ha marcado desde sus primeros días en la universidad. Recuerda con especial cariño a Tomás, un gato negro y blanco que rescató durante sus años de estudiante. “Tuvo un accidente y tuvimos que sacarle un ojo”, relata. “Lo cuidamos hasta su vejez. Hoy tengo un cuadro de él en mi casa. Fue parte de mi vida, de mi historia”.

A pocos kilómetros de allí, en la Clínica José Luis Callejas Ochoa, conocida también como clínica de Carlos III, María Victoria Testa dirige un equipo que atiende a cientos de mascotas cada semana. Alli se ofrecen servicios las 24 horas y es un referente en la ciudad. “Aquí atendemos de todo”, dice María Victoria mientras revisa el calendario de cirugías. “Perros, gatos, pero también nos han traído jicoteas, cerdos, incluso un carnerito”.

Los desafíos son muchos. La falta de equipos de última tecnología, como el ultrasonido que esperan recibir pronto, es una constante. Pero eso no les impide brindar un servicio de calidad. “Hacemos lo que podemos con lo que tenemos”, asegura. “Y siempre buscamos mejorar, porque el bienestar animal es nuestra prioridad”.

María Victoria recuerda un caso que la marcó profundamente: un perrito que llegó con un hemotórax y una fractura en la tráquea. “Fue una cirugía complicada, pero logramos salvarlo”, dice con una sonrisa. “Esos momentos son los que nos motivan a seguir”.

Pero no todos los casos tienen un final feliz. “A veces los animales llegan en un estado crítico, y no podemos hacer mucho”, admite. “En esos momentos, tratamos de ser también psicólogos para los dueños. Les explicamos, les acompañamos, les ayudamos a entender”.

La clínica también ha establecido alianzas con grupos de protección animal para colaborar en campañas de vacunación gratuitas. Foto: Gabriel Mok/Cubadebate

Ambos veterinarios, Leyssan y María Victoria, comparten una misma pasión: la de sanar, proteger y educar. En un mundo donde los animales son a menudo invisibles, ellos se erigen como sus voces, y sus defensores. Y en este Día del Veterinario, su trabajo nos recuerda que la medicina no es solo ciencia; es también empatía, compromiso y, sobre todo, amor.

Porque, al final, como dice Leyssan, “los animales no eligen estar enfermos, no eligen estar en la calle. Pero nosotros sí podemos elegir ayudarlos”. Y esa elección, día tras día, es la que hace la diferencia.

Tienda en la clínica de Carlos III donde venden accesorios para mascotas. Foto: Gabriel Mok/Cubadebate

Tomado de Cubadebate

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