El bloqueo tiene canas y destila sangre
El 3 de febrero, el presidente norteamericano John F. Kennedy firmó la orden presidencial para implantar un bloqueo total contra la Isla, cuyo objetivo era cortar todo tipo de vínculo comercial con Cuba y cercar al país para provocar el derrocamiento del gobierno revolucionario, y el 7 de febrero de 1962, declaró el bloqueo unilateral de ese país contra Cuba, mediante la Ley de Ayuda Externa de 1961, con lo que cumplía el mandato expresado por el Congreso, hace hoy 62 años, que para un hombre significa casi la edad de jubilación en Cuba, y una mujer ya pudiera estar jubilada, y generalmente, ambos ya peinan canas, tal como le sucede al bloqueo.
El bloqueo es el elemento central que define la naturaleza de la política de Estados Unidos hacia Cuba, constituye una violación masiva, flagrante y sistemática de los derechos humanos de los cubanos.
En varias intervenciones el Canciller cubano Bruno Rodríguez Parrilla ha explicado cómo el bloqueo no ha tenido un proceso lineal, sino que se ha movido y recrudecido en dependencia de los intereses de la política de Estados Unidos y su contexto internacional.
Para ello ha hecho una especie de periodización que trataremos de explicarla para refrescar algunos conocimientos sobre épocas vividas y que de algún modo se emparentan con las circunstancias actuales, porque el objetivo de esa política ha sido el mismo por más de seis décadas en que ya peina canas y también destila sangre.
Hasta los años ’90 del pasado siglo.
Hay una primera etapa del bloqueo que dura hasta los años 90, que se caracteriza en primer lugar, porque empieza prácticamente con el triunfo de la Revolución.
En 1959 ya hay medidas de bloqueo, después de las reformas generales. Se oficializa unos años después el Memorándum de Mallory, que consistía en deprimir los salarios nominales irreales, provocar hambre, desesperación y sufrimiento y el derrocamiento del gobierno, aunque reconocieron que la mayor parte de la población apoya la Revolución.
A partir de ahí se continúa intensificando, pero, en condiciones de relaciones económicas con la Unión Soviética y de relaciones con los países del campo socialista, su impacto en la economía cubana era difícil, además de ser menos su alcance extraterritorial.
A principios de la década de los 90, la Ley Torricelli corta los vínculos, dificulta las compras, sobre todo de alimentos y medicamentos con compañías subsidiarias que pertenecen a matrices norteamericanas, pero que son registradas en Europa. Es un paso muy agresivo contra terceros países y contra las relaciones económicas de Cuba en otras latitudes.
El Ministro de Relaciones Exteriores ha recordado que, en esa época, a su vez, empieza la votación de la resolución contra el bloqueo de Estados Unidos a Cuba en la Asamblea General de Naciones Unidas, en cuya primera ocasión, en 1992, alcanza poco más de 50 votos, en coincidencia, de manera oportunista, con el derrumbe de la Unión Soviética y del llamado socialismo europeo.
Posteriormente, se hace referencia a la Ley Helms-Burton en su peor variante, estableció la codificación del bloqueo; en primer lugar, por su carácter extraterritorial y, en segundo lugar, estableció el concepto de que el bloqueo no se levanta hasta que se devuelvan las propiedades norteamericanas que controlaban la economía del país y que se habían nacionalizado.
Por otra parte, el plan Bush estableció en 2 000 elementos de intensificación del bloqueo.
¿Qué cambios se producen en la naturaleza el bloqueo?
Desde ese momento y hasta 2014, se produce un cambio también en su naturaleza. En primera instancia, las relaciones económicas internacionales de Cuba se producen con países distintos, en un sistema de comercio internacional dentro del capitalismo en su etapa neoliberal más dura, dentro de la unipolaridad y en condiciones mucho más difíciles, lo cual está íntimamente asociado al periodo especial. En ese momento, se cortaron las remesas a Cuba y se prohibió que los familiares de los cubanos visitaran nuestro país.
En 2014, con el proceso de conversaciones con Estados Unidos, regresan nuestros Cinco Héroes como saldo principal; se aprueba una licencia para que los norteamericanos, a los cuales el bloqueo hoy priva de la libertad de viajar hasta este minuto, pudieran venir a Cuba en viajes individuales; se establecen 32 acuerdos de cooperación que hoy existen y son útiles, aunque se aplican muy limitadamente; se reordenan las relaciones migratorias y Estados Unidos se abstiene en la Asamblea General en la votación sobre el bloqueo a Cuba ese año.
El canciller cubano ha explicado que este proceso tiene resultados tangibles beneficiosos para nuestro pueblo, al igual que para el pueblo estadounidense y para los cubanos residentes en ese país.
Puntualiza que “…es un bloqueo en el que no se produce ningún relajamiento de las medidas financieras, sin embargo, se dan pasos importantes como excluir a Cuba de la lista de países patrocinadores del terrorismo, a la que había entrado injustamente desde los años 80, coincidiendo con uno de los periodos más agresivos del imperialismo estadounidense contra la Isla.
En la Cumbre de las Américas, celebrada en Panamá, un tiempo antes, el General de Ejército Raúl Castro Ruz hizo una vibrante denuncia, de gran impacto, y después tiene lugar la visita del presidente Barack Obama a Cuba.
Desde 2019 hasta hoy, un marcado recrudecimiento.
La tercera etapa arranca en 2019 con las medidas de máxima presión del presidente Donald Trump, de las cuales más de 80 son sanciones directas, con gran impacto económico; las mismas medidas que mantiene la actual administración Biden desde el punto de vista regulatorio y práctico.
Nueve días antes de salir de la Casa Blanca, Trump coloca a Cuba, otra vez, en la espuria lista de países terroristas.
En ese momento se adoptan medidas escalonadas y eficazmente diseñadas para ocasionar perjuicios a la economía y generar daños humanitarios. Recordemos las medidas contra el combustible, contra los cruceros, los viajes, las entidades cubanas sancionados, entre otras con efecto en nuestra población.
Además, precisa el Canciller, que se cortan las relaciones consulares, se impide la reunificación familiar y, a su vez, a los cubanos se les dificulta obtener visas para viajar o emigrar desde La Habana.
Más cercano aun, durante la pandemia de COVID-19 el bloqueo atentó contra las importaciones a Cuba al prohibirlas y, en particular, impidió la importación de ventiladores pulmonares y la importación de oxígeno desde terceros países; se tomaron medidas contra el escalado industrial de la producción de nuestras vacunas.
Ya en el 2021, cuando el país atravesaba el pico pandémico, y Estados Unidos “relajó las sanciones prácticamente a todos los países por razones humanitarias”, el daño del bloqueo a Cuba alcanzó la cifra de 4 363 millones de dólares.
Estamos conscientes de que el bloqueo provoca daño humanitario, sufrimientos, privaciones, angustia, no solo porque es una violación del derecho internacional y del humanitario, sino porque es un acto de guerra en tiempo de paz, ha enfatizado Rodríguez Parrilla en múltiples ocasiones.
También ha insistido en que “no hay dudas de que nuestra economía se desarrolla bajo condiciones realmente opresivas, extraordinarias, que provocan un enorme daño económico, un enorme daño humanitario; pero tengo la profunda convicción de que, como se ha demostrado en estos años, está en nuestras manos, limitando los efectos del bloqueo, avanzar y desarrollarnos por nosotros mismos”.
En relación al tema del bloqueo el presidente de la Republica Miguel Diaz-Canel ha declarado:
“Hemos vivido bajo un bloqueo desde que nacimos. Por ejemplo, mi generación, la de los años 60, nació con el bloqueo. Nuestros hijos y nietos –yo tengo nietos– han crecido bajo el signo del bloqueo. Sin embargo, el bloqueo cambió significativamente en la segunda mitad de 2019. Se volvió incluso más duro que antes.
“El nuevo bloqueo, más duro, fue el resultado de dos factores. Una fue la aplicación de más de 243 medidas por parte de la administración Trump, que fortaleció el bloqueo al internacionalizarlo y aplicar por primera vez el Capítulo III de la Ley Helms-Burton . Al hacerlo, cortaron nuestro acceso al capital extranjero, a las monedas convertibles internacionales y a las remesas; los norteamericanos ya no podían visitar Cuba y ejercieron presión financiera sobre los bancos y grupos financieros que tenían negocios con Cuba.
Y para colmo, nueve o diez días antes de dejar el cargo en enero de 2021, Trump nos incluyó en una lista falsa que dice que Cuba es un país que apoya el terrorismo, lo cual es absolutamente falso. El mundo entero sabe de la vocación humanista de Cuba y de cómo contribuimos a la paz. No enviamos militares a ninguna parte; enviamos médicos. E incluso entonces, cuando enviamos a nuestros médicos al extranjero para actuar en solidaridad y brindar servicios a otras partes del mundo, Estados Unidos afirma que en realidad estamos involucrados en la trata de personas(…) Durante la pandemia de COVID-19 el gobierno de Estados Unidos actuó de manera perversa y recrudeció el bloqueo.
“Aprendí mucho cuando superamos la pandemia; Llegué a entender la forma en que los cubanos resisten como una forma de resistencia creativa. Resistir creativamente significa no sólo resistir manteniéndose en el lugar sino avanzar creando y aprovechando el talento y la fuerza de nuestro pueblo para superar las adversidades. Un ejemplo de ello fueron las vacunas. Sólo cinco [otros] países del mundo pudieron desarrollar vacunas, y todos ellos son países desarrollados. Cuba es el único país en desarrollo que pudo hacerlo, y además con impresionantes indicadores de 0,76 de mortalidad . Cuba ha aplicado más dosis de vacunas per cápita durante la pandemia que cualquier otro país”, entre otros argumentos.
En resumen, los daños acumulados del bloqueo a Cuba hasta febrero del 2022, en seis décadas, ascienden a 154 217,3 millones de dólares, pero solo entre agosto de 2021 y febrero de 2022, causó pérdidas a nuestro país en el orden de los 3 806.5 millones de dólares, un monto récord para apenas siete meses. Además, solo en los 14 primeros meses del gobierno de Biden, los perjuicios ocasionados por el bloqueo ascendieron a 6 364 millones de dólares, lo que representa una afectación de más de 454 millones de dólares mensuales y más de 15 millones de dólares diarios. Estudios realizaron aseveran que el Producto Interno Bruto (PIB) de Cuba pudo haber crecido un 4.5% en este periodo, de no existir el bloqueo.
Ese es el bloqueo que decimos tiene canas y destila sangre por todos los daños que ha ocasionado y ocasiona, y permanece hoy como principal causa de los males que afectan a la familia cubana, a la economía y al desarrollo, pero aun así, estamos llamados a saltar las barreras con más unidad, inteligencia, desarrollando nuestras propias potencialidades endógenas, elevando la producción, para incrementar las exportaciones, y con inteligencia y dignidad salir adelante.
HISTORIA, EVOLUCION Y LEGISLACION QUE SUSTENTAN EL BLOQUEO A CUBA. (GRANMA)
Por Redacción Web