abril 25, 2025 ¿Quienes somos?

El libro en blanco de la iglesia de Nueva Gerona

Un raro documento atesora la Iglesia de Nueva Gerona: el Libro Primero de Bautizos de una parroquia que nunca existió.

Comencemos por el principio.

En 1775 se hizo público el testamento de doña Josefa Cepero, quien fuera la viuda de don Nicolás Duarte, capitán a guerra de la Isla de Pinos, (léase dueño con derechos ilimitados sobre todo el terruño pinero). Como la señora no tuvo hijos propios, dejaba sus cuantiosos bienes a la jauría compuesta por sus ocho hijastros. Y la palabra "jauría" no es gratuita.

La familia de los Duarte había adquirido bienes campeando por sus respetos en estos lares durante las tres décadas anteriores a la muerte de su madrastra y como buenos hijos por el mastín que en vida fuera su padre, tenían garras y dientes afilados para defender su heredad de las ambiciones de otros advenedizos que ya comenzaban a perfilarse, en especial los Acosta y los Zayas- Bazán.

Pero como doña Josefa bien sabía de la pata que cojeaban aquellos retorcidos retoños, incluida su falta de fe cristiana, tuvo a bien dejar ciertas regulaciones para poder hacerse del Patrimonio que había heredado de su finado esposo.

Cierto que don Nicolás había repartido las tierras entre todos los hijos, pero a la Cepero le había quedado la hacienda Santa Rita de Jagua, una de las mejores y la única que les quedaba por derecho de herencia.  Pero... según la última e inviolable voluntad de doña Josefa, no podría ser repartida hasta que los herederos no pagaran un impuesto de dos mil pesos oro, toda una millonada para la época, con el propósito de utilizarlo en la construcción de una capilla.

Puede que alguno de los Duarte se asesorara con un leguleyo de poca monta, quien le aconsejó levantar una iglesia en la hacienda Los Almácigos, ubicada en el centro de la Isla, que era propiedad familiar. Aquella parecía una manera expedita de anular el testamento de la madrastra. Además desde una óptica práctica, estaría a una distancia equidistante desde casi todos los puntos de la Isla, al contrario de la hacienda Santa Rita, situada mucho más al sur.

El caso es que se corrieron los trámites, se fijaron los diezmos y, finalmente, se logró la aprobación por parte del obispado de La Habana, para la construcción de la primera iglesia católica pinera, que se levantaría bajo la advocación de Nuestra Señora de los Dolores y San Nicolás de Bari.

Quedó listo el expediente y también el Libro Primero de Bautizos para aquella iglesia primigenia, pero....

Mucho movieron sus influencias los Duarte para que se les bajara el monto del impuesto, pero solo lograron llevarlo hasta $ 1248 pesos. Fue entonces que, conociendo los vaivenes de la política colonial, prefirieron dar largas al asunto, esperando momentos más propicios.

Así las cosas, acuerdos por aquí, amenazas por allá y sobornos por acullá, los Duartes lograron apropiarse de la hacienda Santa Rita de Jagua, esgrimiendo el pretexto de que las incursiones frecuentes de los piratas y los periódicos huracanes habían devastado el valor de la propiedad hasta hacerla insignificante.

En resumen, ni capilla, ni iglesia: el acto de fe sólo quedó en papeles archivados y un Libro de Bautismo que llegó a nuestros días en blanco.


Por Linet Gordillo Guillama

Foto Tomadas de la Red.

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