Este espacio recreativo de la población pinera, hoy abandonado y en un estado de deterioro creciente fue un lugar que tiene un pasado histórico de interés, centro de cultura y disfrute desde sus orígenes de una comunidad que residió en nuestro territorio.
Al emigrar los estadounidenses a la Isla de Pinos, fueron creando desde 1902 diversos poblados, donde construyeron sus viviendas, escuelas, hoteles, iglesias y otras instituciones de negocios y de esparcimiento social.
Estas asociaciones o clubes se organizaron con diferentes objetivos desde comerciales, deportivos, de ayuda mutua hasta para el esparcimiento de sus miembros, donde podían disfrutar de la música, bailar, leer un buen libro o la prensa, jugar a las cartas o simplemente conversar, entre otras opciones.
El Hibiscus Club fue el primero organizado en Isla de Pinos en 1905, integrado por mujeres y su principal objetivo era literario. Originalmente tenía 12 miembros fundadores radicados en el poblado de Santa Fe y sus cercanías, número que fue creciendo con el tiempo y ganando protagonismo. Poseía una rica biblioteca a la que accedían libremente la que se convirtió en un soporte y permanente institución. El Hibiscus fue responsable de los más importantes hechos sociales que se daban en el territorio.
Sus reuniones las realizaba inicialmente en las casas de los miembros, pero años después fueron construyendo sus propias sedes.
En Nueva Gerona también se constituyó un club Hibiscus, cuyo centro estaba inicialmente en un inmueble de madera, que años después se construiría de mampostería y techo de tejas y donde sus miembros se reunían semanalmente. Era una amplia y confortable casona con una arquitectura peculiar, ubicada en el Barrio de Sierra de Caballos en Nueva Gerona.
Esta institución funcionó hasta la década de los 60 del siglo pasado. Fue utilizada como vivienda, luego la ocupó el Comité Militar, la fiscalía Militar, y la Sociedad de Educación Patriótica Militar (SEPMI), que apadrinaba uno de los deportes que aún se practica en la Isla de la Juventud: el vuelo en deltaplano o alas deltas, que muchos llaman parapentes y que tiene numerosos adeptos en nuestro territorio.
Finalmente fue convertido en el parque Ahao, lugar recreativo y cultural, donde se brindaban diversas opciones para el divertimento de los lugareños, actividades que iban desde las deportivas, culinarias, bailables y lúdicas que permitían pasar unos momentos de descanso sano y tranquilo bajo la floresta que allí crece.
Desdichadamente este proyecto hace años dejó de ser y en la actualidad aquel sitio parece una sombra que reclama que alguien llene de luz, pues en estos tiempos de carencias materiales las personas necesitan de espacios que alimenten su espíritu y el pueblo pinero y sobre todo su juventud lo reclama.
Convirtamos este lugar en una plaza cultural y de disfrute, dedicado principalmente a los jóvenes pineros y a la vez salvemos un sitio patrimonial de nuestra historia chica.
Por: Lic. Guillermo F. Maquintoche Vázquez.
Fotos: archivo personal.