Evangelina Cossio Cisneros en la historia de Isla de Pinos.

Había sido bautizada el l6 de febrero de 1878, con los nombres de Juana Evangelina de las Mércedes y que era hija legítima de don Agustín Cossio y Serrano y de Caridad Cisneros de la Torre. Además, había nacido el día 23 de diciembre de 1877, en la ciudad de Puerto Príncipe.
Vivió en la ciudad que la vio nacer, poco después de la muerte de la madre, doña Caridad, cuando el padre decide mudarse para el ingenio "Hormiguero", en el pequeño poblado de Palmira, en busca de mejores condiciones económicas. El sitio se encontraba ubicado cerca de la ciudad de Cienfuegos, entonces perteneciente a la provincia de Las Villas.
José Agustín había participado en la lucha contra España, durante la Guerra de los Diez Años y cuando comenzó la del ´95, nuevamente se vinculó a la lucha contra los españoles. Sorprendido en esas actividades, fue apresado y sometido a Consejo de Guerra, donde se sancionó por el delito de infidencia a cumplir en las Islas de Chafarinas, cerca de las costas de Marrueco, en el mar Mediterraneo; pero gracias a la intervención de un amigo de la familia, el Marquéz de Cervera, le conmutaron la pena por la deportación a Isla de Pinos,a donde llegó pocos días después acompañado por dos de sus hijas Carmen, la menor y Evangelina de 18 años de edad, ambas muy bellas. El barco El Protector las trasladó de Batabanó hasta Nueva Gerona.
Aquí se alojaron en una pequeña casa de madera con techo de guano, ubicada en la entonces calle de Vives, esquina a la de la Iglesia (Hoy 37 y 28), a la vista de la casa del Comandante Militar. De inmediato se tuvieron que dedicar al trabajo para poder subsistir. Mientras el viejo mambí se dedicaba a elaborar cazabe para vender, las dos jóvenes se encargaban de realizar costuras para los pineros.
En aquellos momentos se encontraba de Comandante Militar de la Plaza, el teniente coronel José Berry. El militar contaba con 45 años de edad, era rubio y de ojos azules, con un gran bigote. Se consideraba todo un señor Don Juan, capaz de conquistar a cualquier mujer.
En los momentos de dirigir la palabra a los deportados recien llegados, sus ojos se detuvieron en las dos mujeres que acompañaban al anciano deportado. Desde entonces el famoso coronel quizo seducir a la mayor de las dos.
La Guerra de Independencia Cubana, en la figura del lugarteniente general Antonio Maceo y Grajales, con su columna invasora, se encontraba en la zona del Occidente. Las noticias sobre los hechos de combates llegaron a la Isla de Pinos, donde los patriotas deportados junto a los pineros, se encontraban ansiosos por participar en la lucha y comienzan a organizar todo el movimiento para realizar el levantamiento capaz de liberar a la Isla de Pinos para después unirse al Titán en Pinar del Río.
Tres figuras se encargarían de organizarlo todo, Juan Iturriaga, Emilio Vargas y Bruno Hernández. El primero se encargó de preparar toda la operación, Emilio Vargas era quien se encargaría, con un grupo de secuestros al Comandante Militar para que rindiera la plaza y Bruno Hernández entraría al pueblo de Nueva Gerona para tomar el cuartel y ocupar las armas.
A Felix Arías Segrera que fungía como secretario del coronel Berry, se le dio la tarea de organizar parte de la operación, sobre todo lo del secuestro del coronel, al conocer el interés de aquel por Evangelina. En coordinación con la joven prepara las condiciones para atraer hacia el hogar de la muchacha al alto oficial español.

La hermana y el padre de Evangelina serían llevados al poblado de Santa Fe, para cuando fuera citado el coronel, el día de la realización del secuestro en la casa vivienda y donde se encontrarían diez hombres de los complotados al mando de Emilio Vargas.
Después de realizadas estas dos operaciones, se tomaría la cañonera que normalmente se encontraba atracada en el muelle de Nueva Gerona y parte de los conspiradores se dirigirían a incorporarse a las tropas del general Antonio, mientras el resto permanerían en Isla de Pinos, para mantener el poder de los insurrectos.
El momento escogido fue el 26 de julio en horas de la noche, todo se preparó de acuerdo al plan trazado. Carmen y José Agustín fueron llevados para el poblado de Santa Fe, de esa manera Evangelina quedaba supuestamente sola, en la vivienda esperando al señor Jefe de la Plaza y pudiera entrar sin problemas. Segrera desde horas tempranas le había pasado la nota de citación amorosa al coronel.
En horas de la noche la Cossio se acomodó en una parte de la casa para esperar al galán, mientras que en la otra pieza se encontraba Emilio Vargas con sus hombres esperando la señal para entrar en acción.
Se presentó Berry a la hora convenida y al pasar a la habitación donde era esperado por los insurrectos, fue asaltado inmediatamente y amarrado, pero el coronel comenzó a dar gritos de alarma, llamando la atención de los soldados que se encontraban cerca de la vivienda e inmediatamente intervinieron, liberando a su jefe, mientras los cubanos intentaban huir.
A la vez el grupo de hombres a caballos, entraron a Nueva Gerona y cuando avanzaban por la calle San Clemente rumbo a Pinillos (Hoy 26 y Martí), fueron recibidos por descargas de fusil manejados por los españoles. En el hecho resultó muerto el pinero Bruno Hernández Blanco.
Evangelina, después de los hechos se refugió en el lugar donde radicaba la panadería de Betancourt, local que se encontraba en la calle San Clemente esquina a Vives, donde fue descubierta y apresada. En la cárcel de Nueva Gerona permaneció, sin tomar agua y alimento alguno, durante dos días y medio;muy cerca de ella se encontraban 21 jóvenes pineros de los complotados que habían sido apresados.
Ese día también murió el deportado político Emilio Vargas, después de ser herido, mientras que Juan Iturriaga fue asesinado en el sitio donde lo capturaron y lo mismo sucedió con los hermanos Pimienta.

La joven cubana y los otros 21 prisioneros fueron trasladados a Batabanó en el barco, donde permanecieron otro día hatados hasta que fueron llevados en tren hacia La Habana, donde los hombres fueron encerrados en la fortaleza de La Cabaña y Evangelina en la cárcel de mujeres llamada La Casa de Recogidas San Juan de Nepocemo.
Cuando ingresaron a Evangelina en la Casa de Recogidas, casi a la vez, lo hicieron con otra patriota camagueyana Eva Adam, quien a la vez era esposa del general mambí Alejandro Rodríguez y también ciudadana norteamericana al haber vívido con su padre en aquel lugar. Lo cual motivó que fuera visitada por el cónsul de los Estados Unidos, Fithurh Lee y por Mister Bryson, alto empleado del Gobierno Americano.
Lee, ante la belleza de la joven Evangelista se impresionó de tal forma que informó a la cadena informativa Hearst, la presencia de la cubana en aquella prisión de mujeres. De inmediato se preparó una gran campaña publicitaria en los Estados Unidos a favor de la Cossio, llegando a distintos lugares del mundo, incluyendo Inglaterra y Roma.
Desde entonces varios periodistas norteamericanos comenzaron a visitarla. Karl Decker periodista del Journal de New York, preparó las condiciones para una fuga fantástica desde aquella cárcel, contando con la ayuda de otros estadounidenses y el cubano Carlos Carbonell, quien con el tiempo se convertiría en esposo de Evangelina.
Durante el Consejo de Guerra llevado a cabo contra Evangelina a pesar de las solicitudes hechas a favor de su libertad, fue condenada a 24 años de prisión a cumplir en una horrible cárcel africana, situada en Ceuta, Marruecos.
La fuga de Evangelina, al fin se logra realizar el 7 de octubre de 1897. Traslada a la casa de Carbonell, parte luego hasta el puerto de La Habana para viajar a los Estados Unidos, en el vapor Seneca, a donde llegó el 13 de ese mismo mes, donde fue recibida de forma extraordinaria, como la Juana de Arcos Cubana.
Al poco tiempo la Cossio, después de casada en los Estados Unidos, con el cubano Carlos Carbonell, regresó a Cuba, donde vivió hasta el 19 de mayo de 1970, momento en que fallece en la ciudad de La Habana, con 93 años de edad,. A ella se le rindió honores como capitana del Ejército Mambí y las palabras de despedida estuvieron a cargo del Capitán del Ejército Rebelde Antonio Núñez Jiménez.

* (Tomado de un trabajo del investigador Juan Colina La Rosa)
Por: Lic. Guillermo F. Maquintoche Vázquez.
Fotos: archivo personal

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