junio 23, 2025 ¿Quienes somos?

Yoel e Ibrahím: La humildad a la altura de los méritos

En el corazón de Nueva Gerona, entre calles apacibles y el cálido susurro de la vida cotidiana, tuve el privilegio de visitar a Yoel García Luis, el legendario atleta cubano que dejó una huella imborrable en la historia del Triple Salto. 

Desde el primer instante de nuestra conversación, su presencia transmitió una nobleza genuina, una sencillez admirable, y una humildad que solo los verdaderamente grandes poseen. En su hogar, lejos del bullicio de los estadios y el resplandor de las medallas, encontré a un hombre de valores firmes, cuya grandeza no solo se mide en metros y marcas, sino en el respeto y cariño que inspira en quienes lo rodean. Su impresionante trayectoria, que lo llevó a conquistar preseas olímpicas y mundiales, ha cimentado su nombre entre los mejores de su especialidad y continúa siendo una fuente de inspiración para las nuevas generaciones. 

Conversar con él fue adentrarme en relatos de esfuerzo, disciplina y pasión, en las memorias de un camino marcado por desafíos y triunfos. La historia de su lesión, que lo alejó de las pistas por dos años, no es más que un testimonio de su coraje y confianza en sí mismo, cualidades que le permitieron regresar con fuerza y alcanzar nuevas hazañas deportivas. Sin embargo, lo que realmente cautiva de Yoel García no son solo sus títulos, sino su manera de ver la vida: con humildad, sin ostentación, con la certeza de que la verdadera grandeza radica en ser un ejemplo para los demás.  La grata sorpresa de la visita a su hogar se enriqueció aún más con la presencia de otro ícono del atletismo cubano: el medallista olímpico en salto de longitud Ibrahim Camejo Saya, por lo que compartir ese espacio con dos estrellas del deporte pinero fue para mí un verdadero honor, una oportunidad única para absorber la sabiduría de quienes han dejado una marca imborrable en la historia del atletismo cubano y mundial.

Ambos, con una sencillez que desafía el esplendor y una generosidad que ennoblece, demuestran que la verdadera grandeza no necesita de adornos ni proclamaciones. No reside en títulos ni en honores, sino en la esencia misma de su carácter, en la humildad con la que miran a cada ciudadano, sin distinción ni barreras. No es el poder el que los define, sino el modo en que, con cada gesto, hacen sentir a los demás igualmente grandes.

Al despedirme, no solo me llevé el eco de una conversación; también la huella imborrable de dos símbolos, no solo del deporte cubano, sino de la grandeza humana. Porque hay figuras que trascienden las marcas y los trofeos, y ellos son prueba viva de que la verdadera inmortalidad reside en el impacto que dejan en los demás.

Hoy, Yoel García Luis sigue su camino, guía nuevas generaciones desde la Comisión Nacional de Atletismo, y su legado, como un fuego inextinguible, ilumina a los atletas de Cuba y del mundo, marca el horizonte de aquellos que sueñan con la excelencia.


Fotos: Frank Pupo y tomadas de la red

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *