Historia del himno pinero “Isla soy”

La Isla de la Juventud posee un símbolo no oficial y polémico para algunos que no lo consideran así, el llamado himno pinero. Algunos lo definen como una simple canción mientras que para otros resulta un cántico de identidad local.

Sea una canción, una guajira- son u otro género musical cubano lo cierto es que, si vamos a los orígenes de nuestro himno nacional, este nació y se inspiró en una canción romántica.

 Después de rebuscar en los archivos y encontrar algunos documentos, trataré de reconstruir la historia de este himno pinero que nace en una época de abandono en que los gobiernos republicanos tenia sumida a la Isla, y es por ello que sus versos reclaman su pertenencia a la patria cubana y exalta las bondades y bellezas de su territorio.

Su letra fue escrita por el Dr. Waldo Medina Méndez en la década de 1940 cuando ejercía como juez municipal de Isla de Pinos y fue musicalizada por el gran compositor cubano Julio Bartolomé Cuevas Díaz que según Medina “(…) ha enriquecido el folklore nacional con sus lindos sones, sus cadenciosas canciones, sus dulces ritmos (…)”  y sigue apuntando en su artículo Amor y Dolor de la Isla, publicado el 16 de diciembre de 1948 en el periódico El Mundo, como Cuevas “(…) acaba de ponerle música con letra mía- ¡y qué tierna y tristona música! -, a la canción intitulada “Isla Soy”, que refleja por entero el dolor y el amor de esa infortunada región cubana que debiera considerarse como la niña mimada de la patria por muchas razones criollas”.

Isla Soy

De Cuba la más preciada joya

De los mares del Sur

Dios colmó de dones mis entrañas

Llenó mis paisajes de luz;

Me pobló de pinares rumorosos

Y de anchos ríos, de silencio azul

El mar se hizo agua

Amorosa y sin violencias,

Para acercarme a ti.

¡Isla soy!

¡No me dejes sola!

¡No me dejes así!

 Isla del Tesoro,

Rubios sajones me cantan y alaban

Isla de Pinos me duelen y me nombran

Con la miseria del presidio metida en mí.

Pero a pesar de todo

Tengo un corazón hermoso

Para quererte a ti.

Isla soy, en el mapa

En forma de quitrín,

Pero en mis montañas de mármol

En vez de piedras

Hay alma y sangre

Para quererte, Cuba a ti.

Isla soy no me dejes, por Dios

Sola y triste en mi pobreza olvidada

Llorando mi amor y mi esperanza

En el recuerdo sagrado de Martí,

Que me quiso, isla en su destierro,

Para acercarme, Cuba a ti.

Cuenta Julio Cuevas que compuso la música una noche en que se sintió invadido por la nostalgia y el recuerdo de su tierra nativa, Trinidad, pues en varias ocasiones había venido a la Isla con su orquesta y por ese motivo surgió una fuerte y sólida amistad con el doctor Medina. “(…) Cuando leí los versos de “Isla Soy”, pensé que eran dignos de una música romántica, emotiva, para que reflejara, más exactamente, un estado de ánimo”. Sigue narrando que como a las tres de la madrugada se sentó al piano y compuso la música, despertó a su esposa y le dijo que escuchara y le diera su parecer “(…) Magnifico- respondió ella entusiasmada-, pero no la arregles, déjala así ¡así está muy bonita! Y así la he dejado (…)”.

En un aviso publicado por la imprenta Appeal de Nueva Gerona y firmado por el Comité organizador de un programa bailable, señalaba:

“El tremendísimo baile del día 5 de diciembre con Julio Cuevas y su Orquesta, se ha transferido para el sábado 18 del propio mes de diciembre entrante.

El domingo 19 Gran Matiné en los Salones del Nuevo Progreso con Julio Cuevas y su Orquesta.

Será estrenada una criolla-son titulada “Isla Soy”, la primera obra exclusivamente dedicada a Isla de Pinos con letra de Waldo Medina y música de Julio Cuevas, que ha sido ya montada e instrumentada en La Habana.

Baile y Matiné serán a beneficio del Club-Biblioteca de Santa Fé.

¡A bailar en la Isla y con la Isla!

En un trabajo publicado el 30 de enero de 1949 por el periodista Walfredo Vicente en EL Mundo recogía la declaración del Dr. Medina que decía que “(…) El día en que se tocó, por primera vez, en la Isla produjo tan honda emoción, que hubieron de observar muchas lágrimas rodando de los ojos de mujeres y hombres (…)” y el compositor Cuevas recalcaba que Isla Soy “(…) ha venido a ser la canción-símbolo de la redención pinera (…)”.

Cantada en Nueva Gerona, resultó “un acontecimiento extraordinario que jamás olvidaran los pineros”, según aseguraban.

Se cantó nuevamente el 7 de enero “en una potente radioemisora capitalina, por un magnifico conjunto de voces, en un arreglo hecho expresamente por Gonzalo Roig”. También el músico Facundo Rivero había hecho otro arreglo para cuatro voces y se anunciaba “que muy pronto, “Isla Soy” (sería) uno de los hits musicales del momento”.

En una carta del 2 de febrero de 1949, dirigida al Dr. Medina, el pinero Rubén Reyes Escobar, después de felicitarlo “por esos hermosos versos” complementados por la “melodía encantadora del maestro Cuevas, se pronuncia porque desde “ahora mismo (…) Isla Soy deberá ser la canción simbólica de nosotros los pineros(…) y sugiere “ a todos los pineros que tomen el acuerdo solemne de que en cada acto social u oficial se deje escuchar “Isla Soy” seguidamente después que se haya escuchado nuestro himno nacional. (…)” Conmina para ello a las autoridades del municipio con su alcalde al frente.

Esta propuesta se comenzó a llevar a la práctica, dando inicio a una tradición, que no se sostuvo en el tiempo. Algunos recuerdan que después de 1959, y durante algunos años la Banda Municipal de la Isla trató de retomar esta costumbre, pero al final todo fue quedando en el olvido hasta nuestros días.

He querido trasladarles un nuevo conocimiento de nuestra cultura local, una breve historia de cómo nació este himno, reflejo de una época de abandono que surcó esta pequeña isla que siempre demandó su cubanía. Un cántico que refleja la historia, la naturaleza y las aspiraciones de esta ínsula al sur de Cuba.

La iniciativa que daba un pinero allá por 1949 de entonar sus estrofas después de la del himno nacional es válido. Creo que deben de permanecer los versos que aluden a su historia y encantos naturales; transformar otros que ya no corresponden a nuestros tiempos y actualizarlos. 

Nota curiosa.

Julio Bartolomé Cueva Díaz fue un músico cubano, compositor de varias obras con aceptación de la población. Autor de Tingo Talango, El Golpe de Bibijagua, Marañón Aprieta la Boca.

Nació el 12 de abril de 1897 en Trinidad. Murió el 30 de diciembre de 1975.

En 1936 integra una Compañía para defender la República española. Una mañana corre la noticia de que ha llegado otro cubano antifascista, Pablo de la Torriente Brau. Más tarde, el comandante Candón presenta a Pablo y al músico, iniciándose una amistad que se rompe solo cuando el comisario político Pablo de la Torriente cae en Majadahonda y Julio dirige la banda que toca en el entierro, en Barcelona.

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Por: Lic. Guillermo F. Maquintoche Vázquez.

                    Fotos: archivo personal.