febrero 17, 2025 ¿Quienes somos?

La obra teatral “Isla de Pinos Cubana”.

Escolares pineros actuando en la obra teatral.

Los antecedentes de esta obra teatral se remontan a los comienzos del siglo XX, pues las pretensiones de Estados Unidos respecto a Cuba siempre estuvieron encaminadas a su dominio neocolonial y ante las ansias de soberanía e independencia de los cubanos que deseaban dirigir los destinos de su país, los gobernantes yanquis le imponen la Enmienda Platt a la República cubana recién inaugurada en 1902; ley que dejaba a Isla de Pinos fuera de la jurisdicción de Cuba.

Este ultraje motivó un rechazo popular y de personalidades destacadas de la historia patria, que generó un movimiento en todo el país en contra de este engendro político y de apoyo al territorio pinero como parte del archipiélago cubano.

Gonzalo de Quesada inició las gestiones ante el gobierno de Estados Unidos para la ratificación del tratado sobre Isla de Pinos. Cosme de la Torriente las finalizó.

Esta lucha se mantuvo hasta 1925 cuando el Senado norteamericano ratifica el Tratado Hay-Quesada, el cual restableció la soberanía cubana sobre Isla de Pinos, después de largas y malogradas negociaciones que se prolongaron durante años; misión que culminó con éxito el Embajador cubano ante la nación norteña, Cosme de la Torriente, que, al decir de un diplomático extranjero, logró arrancarle una pluma al águila imperial estadounidense.

El cañoncito se exhibe en el museo Municipal

Este acontecimiento generó un jubilo popular en la Isla. El 13 de marzo de 1925 el pueblo pinero desbordó las calles de Nueva Gerona; la gente cantaba himnos patrios, daban vivas a los héroes de la independencia, coreaban frases patriotas y en cada esquina un cañoncito se disparaba.

“Isla de Pinos cubana”.

La cultura local se manifestó durante este proceso de rescate de nuestra soberanía a través de una obra teatral que fue montada por aquellos patriotas pineros que se habían unido al movimiento que se desencadenó a favor de la ínsula que siempre formó parte del seno de la Patria.

 Esta obrita teatral fue compuesta por el profesor Pedro Mantilla y la montó junto a Rogelio Niz. Los actores de la pieza fueron alumnos de la escuela Publica No.3, de la que Niz era director.

 La señorita pinera, Victoria Mateo, alumna de sexto grado representa a Cuba y le brindaba apoyo a otra alumna de igual grado, pero de menor tamaño, Francisca Alfonso Sañudo, que simbolizaba la Isla.

La obrita tenía una parte poética, interpretada por alumnos vestidos de mambises. Los ensayos se hicieron en la casona situada en la calle 26 No. 3911 entre 39 y 41, cuya propietaria era Dolores Fernández Llorca que prestaba la sala y el piano para tales fines.

Cuba, el mambí e Isla de Pinos.

Completaban el reparto los alumnos pineros: Gilberto Ortega, en traje de veterano, Rogelio Rives Pantoja, Ludovico Rodríguez, Rogelio Fernández Soto y Manuel González Pantoja, vestidos de mambises; el profesor Pedro Mantilla tocaba el laúd.

La obra se repuso, al menos, dos veces, el 13 y 15 de marzo de 1925. En el Teatro Nacional se representó la obra el 7 de marzo, donde asistió el presidente Alfredo Zayas, según afirman.

El Museo Municipal conserva parte del vestuario de la obra.

Al paso de la Misión Patriótica por diferentes poblados del archipiélago cubano, se produjeron representaciones de teatro popular, como el Dialogo entre Cuba e Isla de Pinos, personificado por escolares del poblado Pedro Betancourt, organizado por Manuel I. Mesa, director del Instituto San Marcos, en Artemisa.

Aquí Liborio se enfrenta con el Tío Sam machete en mano y expresa que mientras vivas un solo guajiro, será imposible que Isla de Pinos pase a ser americana.

El viernes 13 de marzo se repone la obra en los salones de la Sociedad Popular Pinera, obedeciendo a que en esa fecha los senadores estadounidenses habían aprobado, por mayoría, el Tratado Hay –Quesada.

Reliquia que testimonia el hecho cultural.

En conmemoración del centenario de la ratificación del Tratado Hay-Quesada este 13 de marzo de 2025, corresponde, entre otras acciones, retomar la puesta en escena de esta obra teatral como símbolo de unidad, cubanía e identidad con la nación y la Patria cubana.


   Por: Lic. Guillermo F. Maquintoche Vázquez.

                    Fotos: archivo personal.

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