Monumento Nacional Presidio Modelo

Isla de Pinos fue seleccionada sede del penal, porque reunía, según el criterio del Ministerio de Gobernación, características adecuadas para una obra de esta naturaleza; la más importante y próxima a Cuba, pero no tanto que la evasión de los presos constituyera un peligro constante.
En ningún momento se tuvo en cuenta, que al castigo legalmente impuesto al reo por su falta a la sociedad, se unía otro más terrible y no previsto en la ley: el destierro.
El conjunto monumental del Presidio Modelo, se encuentra situado al pie de la falda nordeste, hacia el extremo más inferior de la Sierra de Caballos.
Entre 1925 y octubre de 1932 se llevaron a cabo las obras de construcción utilizando el sistema conocido como panóptico que permitía la vigilancia y el control de los reclusos desde un punto central y con poco personal.
El objetivo de esta prisión era recluir sancionados por delitos comunes desde 6 meses hasta largos años de condena con el propósito de “sanar” a la sociedad cubana de delincuentes.
El nombre de Modelo respondió al tipo de construcción y a la falsa aspiración del gobierno de que esta cárcel funcionaria como un laboratorio antropológico donde se atendería al preso en todos sus detalles, asistidos por un cuerpo de juristas, psicólogos, pedagogos, médicos, etc. que los rehabilitarían con los mejores y más avanzados métodos racionales y científicos, convirtiéndolos en hombre aptos para vivir en sociedad bajo el noble signo del trabajo y el bien, pero sucedió todo lo contrario, Presidio se convirtió en una trituradora de hombres, tortura y muerte.
En 1928 queda inaugurada oficialmente la primera galera circular y el 16 de septiembre de 1931 se inaugura el Presidio como prisión política con la llegada de 24 prisioneros procedentes de la Cabaña y el Castillo del Príncipe.

Este grupo estaba formado por estudiantes, obreros y políticos de diferentes tendencias ideológicas.
Entre estos presos políticos que arribaron más tarde al Presidio, están el dirigente del Ala Izquierda Estudiantil, Pablo de la Torriente Brau, Raúl Roa García, Gabriel Barceló, Juan Marinello, Juan Antonio Rubio y otros.

El antiguo Presidio Modelo constituye un monumento de gran importancia histórica nacional, debido a que allí fueron recluidos por sus ideales y acción política, jóvenes revolucionarios desde la generación del ´30 hasta la del Centenario (1953).


A la importancia histórica y cultural se suma su valor arquitectónico dentro de las construcciones civiles, un notable ejemplo de la tipología del edificio carcelario de la época, de modo tal, que expresa, acabadamente, el desarrollo tecnológico de un momento, así como la programación social de la contradictoria sociedad de clases durante la primera mitad del siglo XX en Cuba.

En 1938 con la puesta en vigor del Código de Defensa Social el Presidio Modelo pasó a llamarse Reclusorio Nacional para Hombres de Isla de Pinos.
Durante la Segunda Guerra Mundial, el penal es declarado Campo de Internamiento para extranjeros residentes en el país, pertenecientes al llamado Eje Roma-Berlín-Tokio, calificados como “enemigos” por las autoridades de aquella época. A partir de 1942, fueron trasladados allí ciudadanos japoneses, alemanes, italianos y de otras nacionalidades.

Los edificios rectangulares se utilizaron para recluirlos, construyéndosele una cerca perimetral a su alrededor y así mantenerlos aislados del resto de la población penal. Este centro de internamiento fue considerado el más grande del país y fue clausurado en 1946.


Con el agravamiento de la situación política en el país en la década de 1950, debido a la represión desatada por la dictadura de Fulgencio Batista, se producen los asaltos a los Cuarteles Moncada y Carlos M. de Céspedes por un grupo de jóvenes revolucionarios liderados por Fidel Castro. Después del fracaso militar de estas acciones los detenidos y procesados fueron enviados presos al Reclusorio de Isla de Pinos en octubre de 1953, siendo excarcelados el 15 de mayo de 1955.


Al arreciar la represión de la dictadura crece el movimiento opositor integrado por diferentes tendencias políticas y de nuevo esta prisión es utilizada para recluir a los detenidos por sus acciones contrarias al régimen. Para ello se utilizó la circular No. 4 que llegó a albergar cientos de estos hombres desde 1956 a 1959.

Al triunfar la Revolución en 1959, estos presos políticos de la dictadura fueron puestos en libertad y los de causas comunes fueron enviados a otras cárceles del país.
A partir de entonces, a la cárcel fueron ingresando aquellos que habían sido condenados por su colaboración activa con el depuesto gobierno o se opusieron de diversos modos a la Revolución triunfante. En la prisión se desarrolló un Plan de Reeducación para estos prisioneros, y muchos de los que se acogieron a dicho programa, obtuvieron la libertad por su buena conducta.

En junio de 1967 se desactiva como prisión, se le quitan las rejas de puertas y ventanas. Partiendo de una idea de Fidel Castro Ruz se hace un proyecto para convertirlo en una escuela de enseñanza tecnológica de Suelos, Fertilizantes y Ganadería que sería la Ciudad Escolar “Juventud Rebelde”. Comienzan a transformarse algunas de sus edificaciones para aulas, albergues y otras funciones propias de un centro docente, al que arriban cientos de jóvenes para cursar las diferentes especialidades, pero esto no llegó a sostenerse con el tiempo.

El 30 de julio de 1973 se funda el museo en lo que fuera el Pabellón No. 1 del antiguo hospital, y donde sufrieron prisión el grupo de moncadistas encarcelados por los hechos del 26 de julio de 1953.
En 1978, la Comisión Nacional de Monumentos declara todo el conjunto de edificaciones de la prisión como Monumento Nacional por sus valores arquitectónicos e históricos.
En la actualidad se ha comenzado un proyecto de restauración del conjunto monumental Presidio Modelo, que comenzó por la circular número 4 y el Pabellón No. 1 del hospital. Su objetivo es rescatar progresivamente todos sus edificios y darle una función sociocultural, recreativa e histórica a estas instalaciones, vinculándolas con la región que la rodea y así conservar edificios emblemáticos que poseen un valor patrimonial incalculable.

Por: Lic. Guillermo F. Maquintoche Vázquez.
Fotos: Archivo personal del autor.