Olivia, una martiana convencida.

La pinera Olivia Guerra Ponce se confiesa una martiana convencida. Cuenta que desde niña, cuando tuvo la oportunidad de leer La Edad de Oro, nació en ella una fascinación por la obra del Maestro, que se fue acrecentando con los años, en la medida en que fue profundizando en el conocimiento del pensamiento y la obra martiana.
Hoy, como profesora de Filosofía e Historia, que ejerce la docencia en la Filial de Ciencias Médicas de Isla de Juventud, no desaprovecha oportunidad para llevar la prédica martiana a cada una de sus clases y conferencias.
"La esencia del pensamiento martiano debe estar presente en cada actividad docente, por eso los que tenemos el privilegio y la responsabilidad de educar a las nuevas generaciones debemos vincular la obra martiana al contenido que impartimos, no importa la materia que se trate porque no hay arista de la vida que José Martí no haya aludido en su magnífica obra.
“Martí nos dejó una obra excepcional en la que se recogen valores que deben servir de guía a la sociedad cubana contemporánea, y no sólo nos corresponde a los docentes transmitirla a los jóvenes y niños, sino que también la familia debe colaborar en ese empeño, máxime, teniendo en cuenta que sus postulados trascendieron su tiempo y también nuestras fronteras”.
La profesora Olivia Guerra presentó recientemente la ponencia “Martí y el Código de las Familias” en el evento Pinos Nuevos, auspiciado por la Sociedad Cultural José Martí en el municipio especial: un trabajo que fue reconocido tanto por los participantes como por el jurado.
"Quisimos acercar a Martí al Código de las Familias hoy vigente, teniendo en cuenta lo novedoso que resulta en comparación con el anterior y que recoge conceptos, tradiciones y experiencias recurrentes en la población; vimos la posibilidad de vincular a ella postulados del ideario martiano recogidos en su obra y que no han perdido un ápice de vigencia en nuestros días, como la importancia del matrimonio como estructura social clave para la educación de los hijos, la responsabilidad de la familia en la sociedad como célula principal y nicho educativo”.
Y concluye la profesora: “El pensamiento de José Martí está vigente en cada acción de nuestra vida diaria, es algo que no caduca, que no pierde vigencia y, además, sienta las bases para ser mejores ciudadanos y mejores personas.
Por eso no cejaré en el empeño de que Martí esté siempre presente en mi aula”.
Texto y fotos Linet Gordillo Guillama