Una Historia de Amor y Pasión por la Isla: Samuel y Lina, Corazones que Reman en la misma dirección.

Cuando se habla del deporte insular, detrás de cada medalla, cada logro y cada jornada de preparación, hay vivencias humanas que merecen ser compartidas. Una de ellas es la de Samuel y Lina, dos entrenadores que no solo comparten una vocación, sino una existencia marcada por la dedicación, el respeto y un profundo cariño mutuo.
Lo que enlaza a Samuel y Lina va más allá de los cronómetros y las tácticas competitivas. En cada mirada, en cada gesto cotidiano dentro del entorno de entrenamiento, se percibe la complicidad y la estima que se profesan. Su vínculo es evidencia de que, cuando el amor surge entre dos personas que comparten una meta superior, se convierte en una fuerza indetenible.
Ambos creen con absoluta convicción, que la Isla de la Juventud no debe permanecer al margen del reconocimiento deportivo nacional, sino ocupar un lugar céntrico. Día tras día, colaboran codo a codo en la formación de nuevos talentos, no desde la obligación, sino desde un entusiasmo compartido que motiva a quienes los rodean. Sus atletas no solo adquieren técnica y disciplina; aprenden sobre afecto, compromiso y el significado de luchar unidos por una causa noble.
Samuel, con su mirada tranquila y decidida, representa la perseverancia y la experiencia. Lina, con la energía que ilumina cada rincón del gimnasio y la orilla del agua, transforma cada sesión en una oportunidad de progreso. Juntos, combinan lo técnico con lo humano, lo profesional con lo emocional, demostrando que el éxito se edifica desde el corazón.
En una comunidad donde los retos son constantes, la historia de Samuel y Lina se convierte en un emblema de esperanza. Su relación personal fortalece el desempeño profesional de ambos, y la entrega laboral engrandece su unión emocional. Ambos encarnan la esencia misma del esfuerzo colectivo, de la lucha por una Isla que merece brillar con luz propia, y del amor que actúa como agente transformador.
Que resuene con fuerza: el deporte insular no avanza solo. Lo hace impulsado por corazones como el de Samuel y Lina, que reman juntos, contra las adversidades, hacia un horizonte donde la Isla de la Juventud alcanza el sitio que legítimamente le pertenece.
Texto: Frank Pupo La Rosa
Fotos: Cortesía de los entrenadores Samuel y Lina