noviembre 2, 2024 ¿Quienes somos?

¡Carguen! ¡Fuegooooo!

Foto: Tomada de la red.

“Cantemos hoy, ante la tumba inolvidable,
el himno de la vida”.

José Martí

¡Pelotón…! ¡Carguen! ¡Fuegoooooooo..! Era la voz del capitán  de voluntarios Ramón López de Ayala, jefe de la patrulla de fusilamiento, que punzaba en los oídos y enlutaba el aire de aquella tarde del 27 de noviembre de 1871 en la explanada de La Punta, hace hoy 151 años;  momento en que el odio español fusiló a la inocencia de los ocho estudiantes de medicina, so pretexto de haber profanado la tumba del periodista peninsular Don Gonzalo de Castañón.

Eran alegres y talentosos jóvenes estudiantes del primer año de la carrera de Medicina que oscilaban entre los 18 y 21 años de edad, a los que nunca pudieron demostrar una sola prueba de la susodicha “profanación”, que incluso, muchos años más tarde, el propio hijo de Don Gonzalo declaró que la tumba de su padre nunca fue dañada.

Foto: Captura de pantalla del filme "Inocencia".

Esa pavorosa lista de ennoblecidos bisoños, algunos escogidos al azar como demostración de la infamia y el rencor metropolitano, pagaron muy duro el precio de esta oscura decisión, presentándolo como un hecho aislado, pero en realidad formaba parte del escarmiento ejemplarizante que quiso dar España ante el desarrollo insurreccional con el propósito de desatar el terror, y demostrar así la medida de los extremos a que podía llegar un sistema agonizante.

De tal envergadura fue el vejamen, que después de fusilados fueron arrojados a una fosa común en el área que hoy ocupa el Cementerio de Colón, sin lápida ni cruz, e incluso, impidieron a sus familiares visitar el lugar, y demoraron el asentamiento en los libros hasta un año más tarde. Tanto el abominable crimen, como el inconcebible proceso judicial que lo antecedió, contribuyeron a fortalecer el sentimiento independentista de los cubanos.

En 1872, al conmemorarse el primer aniversario de dicho crimen, nuestro José Martí, con el corazón desgarrado, dejó para la posteridad un poema que tituló
“A mis hermanos muertos el 27 de noviembre”, derramando todo el dolor que sentía, a la vez anunciaba que esas injustas muertes recibirían la justicia.

Foto: Tomada de la red.

Hoy, con enaltecedor recuerdo los también jóvenes universitarios y en especial los estudiantes de Ciencias Médicas, recuerdan con un luctuoso pase de lista a sus hermanos Alonso Álvarez de la Campa, Anacleto Bermúdez y González de Piñera, José Marcos y Medina, Ángel Laborde y Perera, Juan Pascual Rodríguez y Pérez, Carlos Augusto de la Torre y Madrigal, Eladio González Toledo, Carlos Verdugo y Martínez, como penoso homenaje de esta generación devenida en continuidad de las de ayer y forjadora de las del mañana.

Cada firme grito de ¡Presente! que retumba en la explanada de la facultad de Ciencias Médicas pinera los hace vivir, sentir en carne propia el dolor de sus hermanos caídos, el odio a quién sirve en bandeja a la Patria y le provoca el más fuerte dolor a sus hijos.

Cada 27 de noviembre se abren los pechos, palpitan con más fuerza los corazones, los rostros se enrojecen y las venas se ensanchan de ira; los muchachos se emocionan y viven con la patria el mismo dolor de entonces, con el corazón desgarrado abrazando el verbo de Martí:

“Y más que un mundo, más!
Cuando se muere
En brazos de la patria agradecida
La muerte acaba, la prisión se rompe;
Empieza, al fin, con el morir la vida!”

Homenaje de la UCLV a los estudiantes de Medicina fusilados en 1871


Por: Sergio I. Rivero Carrasco.

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