Cuba necesita que seamos de Baraguá
“Precisamente tengo ahora ante
mis ojos La Protesta de Baraguá,
que es de lo más glorioso
de nuestra historia.
José Martí
Los tiempos que corren no son menos gloriosos que los vividos por Maceo y el ejército Mambí que enfrentó a las huestes españolas, ni a los que siguieron después cuando ya no pudo ser la República martiana y enfrentaron la fuerza del imperio por casi seis décadas incluida la última generación, la del Centenario, que no dejó morir al Apóstol en el año del centenario de su natalicio y decididamente, asaltó el cuartel Moncada conducido por sus más preclaros líderes, con absoluta comprensión del pensamiento martiano.
Al fracasar militarmente esa acción guardaron prisión en esta Isla, y la hicieron fecunda; fortalecieron sus conocimientos y convicciones; y al ser liberados por la voluntad y fuerza del pueblo, se prepararon para la continuidad en el exilio, pusieron proa al futuro en el Granma, conquistaron la Sierra Maestra y a Cuba toda, para entregar aquella libertad por la que Maceo en su heroica protesta de resistencia ante la claudicación, había pronunciado en los Mangos de Baraguá aquel 15 de marzo de 1878. Fidel, al cumplirse el centenario de aquel gesto glorioso expresaba:
“(...) con la Protesta de Baraguá llegó a su punto más alto, llegó a su clímax, llegó a su cumbre, el espíritu patriótico de nuestro pueblo; y que las banderas de la patria y de la revolución, de la verdadera revolución, con independencia y con justicia social, fueron colocados en su sitial más alto.”
Cuba hoy, como en aquel momento, aunque en diferentes circunstancias, necesita de hijos dignos, consagrados, amorosos, impetuosos, agradecidos, transformadores, fieles; porque si Cuba es un eterno Baraguá como lo expresó Fidel, nosotros, los revolucionarios, transformadores y defensores de esta Revolución, somos Cubanos de Baraguá, de esos que no conocemos la rendición y menos la derrota, los que llevamos en la sangre el espíritu de resistencia y honor que han hecho grande a esta nación por más de una centuria.
Somos y seremos Cubanos de Baraguá cuando apretamos en nuestros pechos el espíritu de la intransigencia, el patriotismo, el de la independencia nacional sin condicionantes impuestas, tal como lo enarboló hace hoy 146 años, el Lugarteniente General Antonio Maceo Grajales, al poner en alto la dignidad y el honor de los cubanos en los Mangos de Baraguá, frente a la propuesta a la sucia Paz del Zanjón realizada por el General español Arsenio Martínez Campos, máxima autoridad colonial en la Isla entonces, ocasión en que se ratificó el propósito de los insurrectos de continuar la lucha sin aceptar el ignominioso Pacto del Zanjón, rubricado el 10 de febrero de 1878.
En Baraguá Maceo mantuvo su firme postura de no deponer las armas y en estos términos le expresó a Martínez Campos: “No estamos de acuerdo con lo pactado en el zanjón, no creemos que las condiciones allí estipuladas justifiquen la rendición después del rudo batallar por una idea durante diez años y deseo evitarle la molestia de que continúe sus explicaciones porque aquí no se aceptan. No nos entendemos”.
Con su actitud, Maceo y sus valerosos seguidores, a la vez que salvaron su honor de combatientes enaltecieron el de la Nación, legando a las generaciones posteriores la oportunidad de proclamar con orgullo que, desde el primer empeño, los revolucionarios cubanos jamás han sido derrotados.
Ese espíritu irredento que nos llega por las venas y los corazones, lo repitió a su forma el comandante Almeida en la guerrilla de la Sierra Maestra con su histórico ¡Aquí no se rinde nadie, c…! Es precisamente ese al que estamos llamados en estos tiempos difíciles para vencer los imposibles, para saltar el bloqueo, para crece en medio de la genocida guerra económica, ideológica, mediática y financiera, que recrudece cada día el gobierno de Estados Unidos contra Cuba. Es el espíritu de Baraguá, el que nos dará la Victoria definitiva.
Fidel: El futuro de nuestra patria será un eteno Baraguá
Por Sergio I. Rivero Carrasco