julio 27, 2024 ¿Quienes somos?

El 20 de Mayo nunca fue para festejar, SÍ para condenar

El 20 de mayo de 1902 Sí fue el resultado de una estrategia dirigida a hacer cuanto fuera necesario para que los ocupantes se tuvieran que marchar; ese era el objetivo inmediato y se logró. Con la nueva política yanqui la bandera cubana fue izada y arreada la bandera norteamericana...teníamos himno, bandera y escudo… mas,  no independencia real, seguíamos como un apéndice, con una mordaza, con una nueva esclavitud. ¡Nada que festejar!

Dado lo anterior podríamos decir que el  20 de mayo de 1902 significó un triunfo para la presencia yanqui en Cuba, pues la independencia lograda de España no era más que un espejismo. Con el Tratado Permanente los norteamericanos tendrían la prerrogativa de intervenir en el país cuando lo estimasen necesario por lo que puede decirse que solo cambiamos de amo. ¿Cómo fue esto posible?

En el Tratado de París, al finalizar la Guerra hispano-cubano-norteamericana, se estipuló que España con relación a Cuba, renunciaba a la soberanía, pero no habría cesión, sino que quedaría ocupada militarmente.

Estados Unidos era entonces una potencia emergente que cabeceaba para abrirse un espacio en el mundo y tenía, por tanto, un compromiso establecido ya en la Resolución Conjunta, cuyo primer artículo decía que "el pueblo de Cuba es y de derecho debe ser libre e independiente". Era de suponer que el país norteño encontraría la vía para someternos durante la ocupación militar ya fuera anexándonos o logrando fórmulas intermedias de dominación.

No es casual entonces, que con el ascenso de Leonard Wood, que era un convencido anexionista, al sustituir al gobernador militar John R. Brook, tomara fuerza el concepto de la anexión, pero ello no fue posible gracias a la prevalencia de una mayoría que seguía apegada a los ideales independentistas.

La intervención estadounidense en la guerra en 1898 daría un giro fundamental a la situación y su desenlace. El 1º de enero de 1899 comenzaba la ocupación militar de Cuba por los Estados Unidos, por tanto, la prioridad de la mayoría de los cubanos se centró entonces en poner fin a esa intervención.

Nos ataron de pies y manos, frustraron la independencia por la que se había luchado por más de tres décadas, desarticularon el Ejército Libertador y les “retribuyeron” con una migaja a sus miembros. A la muerte de Martí el Partido Revolucionario Cubano pasó a ser representado por Tomás Estrada Palma como Presidente que se comportó como un fiel anexionista, frustrando así los ideales del Apóstol de crear una nueva república “con todos y para el bien de todos”.

Ante la avalancha yanqui sobre la Isla, no hubo otro camino que proceder a la creación de un Estado Nacional cubano, con la presencia de un apéndice a la Constitución de 1901 que se conoce como la Enmienda Platt, un instrumento político y jurídico dirigido a garantizar un alto grado de dominación sobre Cuba, y que incidiría directamente en el estatus que quedaba la Isla de Pinos con respecto a Cuba, que por no estar en la jurisdicción de la Isla (sin concebirla como un archipiélago) quedaba fuera del territorio nacional; entonces no éramos cubanos, pero ese es un tema para otro trabajo.

A la luz de nuestros días, con una Revolución en el poder que lleva 64 años transformando y poniendo al ser humano en el centro de su atención, a diferencia de la existente donde la opresión, la dependencia, el hambre, el desempleo, la insalubridad, el desahucio y las deformaciones económicas, entre otros males, campeaban por sus respetos, no podemos hacer menos que devaluar aquel falso triunfo en el que no alcanzamos realmente la independencia por la que cayeron en la manigua miles de patriotas.

Pero la suerte es que el 20 de mayo existe para recordarnos lo perversa que puede llegar a ser una república si es servil, y si es burguesa, si es entreguista, si no tiene en cuenta la voluntad del pueblo. ¡Cuánta sangre cuesta liberarla! Martí declaró a la suya, como la República de todos los cubanos sin importancia de credos, condición social, color de la piel, pero solo que fueran patriotas y amaran la libertad: La Revolución CON TODOS;  fue ese el mismo Martí que nos demostró: “con los pobres de la tierra quiero yo mi suerte echar”, y la echó hasta el último aliento en el campo de batalla. Lo impuesto el 2 de mayo de 1902 es inversamente proporcional a las aspiraciones y sueños de Martí y el sentimiento que llevó a los cubanos al campo de batalla.

El 20 de Mayo nunca ha sido una fecha para festejar. ¿Qué vamos a celebrar un día como hoy los cubanos dignos, los que no somos plattistas, los que amamos la verdadera libertad e independencia de la patria, los que estamos dispuestos a dar hasta nuestra propia vida por ver ondear la bandera a todo aire como  símbolo de hidalguía y honor? ¿Qué vamos a celebrar los que tenemos memoria y sabemos qué capitalismo tuvimos y cuál NO podemos volver a tener? Qué vamos a celebrar, si nacía una “República” encadenada.

Estamos convencidos de que la REVOLUCIÓN CUBANA, esa que triunfó el Primero de Enero de 1959 y le ha dado prestigio, autoridad, independencia real ajena a los modelos neoliberales y apegada al Socialismo, NO tendrá retroceso pese a los ingentes esfuerzos del gobierno yanqui por casi seis décadas y media. Con toda la fuerza y la razón que nos asiste podemos gritar a los cuatro vientos, y sobre todo con marcada dirección al Norte que: El 20 de mayo nunca representó el logro de la  independencia y libertad para Cuba, sino una nueva explotación; por tanto ¡NADA QUE FESTEJAR! y sí condenar.


Texto y fotocomposición: Sergio I. Rivero Carrasco

¿Qué ocurrió en Cuba el 20 de mayo de 1902?

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