noviembre 9, 2024 ¿Quienes somos?

El viejo banco que se salvó aquel nueve de abril

EN EL ANIVERSARIO 65 DE LA HUELGA GENERAL DEL NUEVE DE ABRIL DE 1958

“…aquel día se luchó y murió en todo el país”.
Faustino Pérez

Solo tenía cinco años y todavía retumban en mis oídos los tiros y ráfagas que ensordecían el ambiente en mi natal Madruga, tierra de Boris Luis Santa Coloma, aquel miércoles nueve de abril de 1958 cuando el Movimiento 26 de Julio tomó las calles haciendo realidad la Huelga General Revolucionaria con el objetivo de derrocar al régimen batistiano de terror e ignominia que oprimía al país.

La abuela Caridad, sorda y con más de 80 años, acostumbraba a sentarse en el banco del portal toda la mañana; para sorpresa de la familia, mi mamá en la vorágine de proteger a mi hermano y a mi bajo una colchoneta en el baño, no se dio cuenta de la ausencia de la abuela, y pensó que dormía la siesta en el cuarto del fondo. Pero nada de eso, estaba en el banco del portal y las balas dibujaron su silueta en la vieja pared de madera. Sorprendentemente no fue alcanzada por ninguna.

A 65 años de ese heroico día se remueven los recuerdos porque en la acción perdieron la vida muchos jóvenes,  algunos de ellos amigo s de mis padres y compañeros de batalla, que eligieron morir antes de seguir mancillados por una dictadura de terror como la de Fulgencio Batista.

La acción se realizó a lo largo y ancho del país, y sería prácticamente imposible no solo enumerar, sino tan siquiera conocer la cantidad y diversidad de acciones de todo tipo y magnitud, los paros e intentos de paros, los sabotajes y combates que, sin alcanzar los objetivos propuestos de derrocar la tiranía. Los revolucionarios mostraron una vez más la irreductible decisión de lucha y sacrificio de nuestro pueblo y su seguridad en la victoria.

Santiago de Cuba guardaba especial interés para el desarrollo de la huelga por muchos motivos históricos, con una lista interminable de muertos por la dictadura batistiana, y por otro lado, era necesario mantener una tradición de lucha y entrega a la causa revolucionaria. Fue desde allí, que Fidel llamó al pueblo a la Huelga General a través de Radio Rebelde, para evitar que fuera escamoteado el triunfo a las fuerzas revolucionarias.

Estos hechos removieron los cimientos del régimen con inmediatas consecuencias en el fortalecimiento del movimiento revolucionario guerrillero y en el llano con la formación de nuevas columnas guerrilleras como la “Pepito Tey” incorporada más tarde al II Frente Oriental Frank País, y otros focos guerrilleros del Escambray.

Otros grupos con pocos recursos bélicos permanecieron alzados y también se unieron a otros frentes de la guerrilla. La huelga general no logró los objetivos propuestos aunque tuvo héroes y mártires como el joven líder Marcelo Salado; su fracaso fue uno de los reveses más serios de la lucha insurreccional.

La tiranía desató entonces una feroz represión desde La Habana hasta la Sierra Maestra, pues llegó a creer que estaba a punto de aplastar a la Revolución, cuando lo cierto era que su final estaba próximo. Su ciega soberbia no le permitió avizorar que un pueblo decidido a su liberación es capaz de recuperarse de cualquier revés. La sangre vertida contribuyó a precipitar los acontecimientos, que condujeron al país a la verdadera independencia.

Uno de sus más importantes organizadores de esas jornadas fue el Dr. Faustino Pérez, y sobre ellas expresó: “Los grandes reveses expresan quizás, mejor que las victorias, la magnitud de la lucha. Así de grandes los reveses, mayores aun las voluntades de convertirlos en victorias. En el camino ascendente del pueblo cubano nunca un revés fue ni será definitivo; nunca trajo la parálisis, nunca significó el abandono de la lucha. Las tinieblas del revés jamás apagaron la certidumbre de victoria de los revolucionarios (...)

“El duro revés del 9 de abril no es una excepción de esa regla de nuestras luchas centenarias, sino que se inscribe entre los momentos críticos en que con el espíritu de lucha de nuestro pueblo, el heroísmo de los combatientes y la certera conducción del Comandante en Jefe, transformaron una vez más la derrota en victoria (...)”.

El viejo banco del portal de la casa de Madruga, junto a su pedestal y una porción de la pared de madera, están hoy en el Museo Municipal como una reliquia histórica, una huella imperecedera de los hechos de aquel nueve de abril que dibujaron en la pared la silueta de la abuela Caridad.


Por: Sergio Isidro Rivero Carrasco

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