Fabio, siempre en el corazón de los cubanos
EL TERRORISMO YANQUI COBRÓ LA VIDA DEL JOVEN ITALIANO FABIO DI CELMO UN DÍA COMO HOY DE 1997.
Ya ha pasado más de un cuarto de siglo de haberse perpetrado el terrible crimen, pero el pueblo y el deporte cubanos siempre recordarán al joven empresario y futbolista italiano Fabio Di Celmo, quien murió víctima de una explosión terrorista en el hotel capitalino Copacabana el cuatro de septiembre de 1997, hace hoy exactamente 26 años.
Transcurría el jueves cuatro de septiembre de 1997 y el joven italiano tenía una reunión de negocios en La Habana Vieja a las nueve de la mañana. Al demorarse por problemas en el tráfico, decidió no asistir a la cita y se dirigió al hotel Copacabana, donde su padre, Giustino, había reservado una habitación.
Él no podía imaginar que en el hotel Copacabana, el mercenario estadounidense de origen salvadoreño Ernesto Cruz León, contratado por el connotado terrorista estadounidense de origen cubano Luis Posada Carriles, se agazapaba en un baño para activar una potente bomba. En ese momento no le atormentaban las consecuencias de sus actos, solo pensaba en los 4 500 dólares que recibiría por realizar esa oprobiosa acción.
Según narraron las personas que se encontraban allí, los huéspedes poco a poco comenzaron a invadir los salones del hotel; el lobby bar se fue llenando de comensales. El malvado terrorista Cruz León deslizó dentro de uno de los ceniceros del local el mecanismo criminal y unos pocos minutos después se produjo la explosión. Es ahí que el turista italiano Fabio di Celmo fue víctima del horrendo crimen.
La campaña de terror organizada y financiada por la CIA de Estados Unidos contra los hoteles de La Habana, tronchó los 32 años ilusionados del joven Fabio y le arrancó de cuajo el hijo menor a Giustino, quien por eso decidió nunca de Cuba y morir aquí.
Ese doloroso hecho formó parte de una estrategia estadounidense destinada a frenar el desarrollo turístico en la isla’, de acuerdo con la nota oficial publicada en el periódico Granma en aquella ocasión, en la que expresó: “El 4 de septiembre de 1997, entre las 12:11 y las 12:31 pasado meridiano, se produjeron explosiones en los hoteles Copacabana, Tritón y Chateau-Miramar, las cuales provocaron daños materiales y la muerte del joven Di Celmo. Más tarde a las 11:00 pm (23:00, hora local), otro artefacto similar estalló en el restaurante La Bodeguita del Medio.
El diario informó además. que “la opinión pública internacional condenó de inmediato los atentados, aunque como era de esperar, en territorio estadounidense la Fundación Cubana Americana, el Movimiento Democracia y Alpha 66 se pronunciaron a favor de estos métodos, al tiempo que de forma hipócrita decían lamentar el desenlace final.
Acto seguido a esos hechos, las fuerzas de Seguridad del Estado comenzaron las investigaciones y ese mismo día detuvieron a Raúl Ernesto Cruz, de nacionalidad salvadoreña, quien -ante las evidencias- reconoció su culpabilidad y confesó haber sido entrenado, abastecido y pagado para realizar los sabotajes.
El joven italiano de 32 años Fabio Di Celmo fue una de las víctimas de la escalada de terror que implementó Luis Posada Carriles y la Fundación Nacional Cubano Americana contra Cuba. A pesar de las múltiples denuncias, Luis Posada Carriles, autor intelectual de los atentados, continuó caminando libremente por las calles de Miami y recibió incontables reconocimientos y honores de parte de la mafia cubano americana y la extrema derecha de los Estados Unidos de América, país que contradictoriamente con la realidad de la vida, incluye a Cuba en su unilateral y espuria lista de países que supuestamente patrocinan o practican el terrorismo.
Como sucedió entonces, ocurre ahora cuando el gobierno de Estados Unidos suma acciones violentas al bloqueo económico, financiero y comercial, con el objetivo de derrocar al Gobierno legítimo y constitucional de Cuba, y fomentar acciones de desestabilización ciudadana hacia lo interno a través de una amplia campaña de descrédito contra los principales dirigentes de la Revolución enalteciendo burdamente la supuesta incapacidad para revertir la situación existente en el país.
Hoy recordamos a Fabio quien desde su primera visita a Cuba en 1992, junto con su padre Gustino, para adentrarse en su profesión de empresario, quedó fascinado por Cuba, hasta el punto que regresaba varias veces al año porque admiraba la cortesía y la amabilidad del pueblo para con los visitantes.
Por eso Cuba no olvida a sus amigos. Cuba agradece a todas las personas que exponen sus sentimientos francos de solidaridad, amistad y espíritu constructivo por un mundo mejor, donde prevalezca la armonía el respeto y el bienestar de todos. El enemigo no consiguió sus fines, pero apagó la vida de un sencillo joven italiano, lleno de sueños, quien entre sus múltiples actividades empresariales, encontraba tiempo para armar un partido de fútbol y correr tras el influjo del balón junto a sus amigos cubanos.
Como aparece en la tarja que fue develada aquel 18 de julio de 1998, hoy se reafirma con mucha fuerza que siempre estará en el corazón de los cubanos: “Tal barbarie del imperialismo no puede impedir que el pueblo de Cuba y la familia del deporte nacional te recuerden, Fabio”.
4500 por bomba: Fabio Di Celmo y el odio a un país.
Por: Sergio I Rivero Carrasco