Félix García Rodríguez: Una víctima colateral de un 11 de septiembre
Hoy la sección #LaReseñaDelDía no puede pasar por alto la historia y ejemplaridad de Félix García Rodríguez, un revolucionario consecuente que entre sus múltiples tareas revolucionarias fue la de laborar el periódico Victoria en 1967, al poco tiempo de fundarse y hacer ingentes esfuerzos para lograr su impresión en La Habana. Poco tiempo después fue víctima del terrorismo en el mismo centro de Nueva York.
Como bien se ha dicho muchas veces el 11 de septiembre es una fecha que guarda una prolífera historia y a la vez múltiples aristas para evaluar su significación, pero salta a nuestra vista una menos conocida que bien vale la pena reflejar hoy algunos pasajes y hechos de la vida del diplomático cubano Félix García Rodríguez como una muestra de la hidalguía y fidelidad de los jóvenes.
Traemos a colación un testimonio aportado por el Lic. Ronald Pupo de la Cruz, compañero de estudios de Félix García Rodríguez. Él nos cuenta que lo conoció en la Universidad de La Habana, a mediados de la década del 60, cuando ambos comenzaban los estudios de Licenciatura en Diplomacia, como se llamaba esta carrera en la época.“Lo recuerdo como un compañero con el cual era fácil hacer relación, de trato afable, comunicativo, a veces chistoso y jaranero. Tengo su imagen como la de un niño.
“Lo más presente que tengo de él en mi memoria fue la experiencia que tuvimos cuando escalamos el Pico Turquino todos los estudiantes de Licenciatura en Diplomacia, invitados por el Comandante en Jefe a la primera graduación de médicos formados por la Revolución. La noche que pernoctamos en el Pico Cuba, a la intemperie, el día antes de la ceremonia de graduación, Félix tenía su hamaca tendida a dos puestos de la mía y nos pasamos la noche haciendo cuentos. Con un frío tremendo, que según el doctor Antonio Núñez Jiménez, era de un 0,1 grado.
“Su imagen era inconfundible porque era el único que usaba una gorra soviética, de las llamadas “chapka”, para cubrir su cabeza, pues desde joven tenía poco pelo y entradas muy pronunciadas. Durante toda la ascensión Félix, a quien llamábamos cariñosamente “El Cheche”, se mostró fuerte y animoso, estimulando a los demás, cuando él mismo se veía muy fatigado por el esfuerzo de la escalada.
“Al terminar la carrera, en 1967, nos separamos, cada uno asumió las misiones encomendadas y no supe nada más de él hasta la triste noticia de su asesinato”.
A este testimonio lleno de admiración y cariño de Ronald por su compañero, agregamos que Félix García Rodríguez se desempeñó como periodista en el periódico Victoria de la Isla de la Juventud, Ahí se hizo de una familia de colegas y amigos hasta que fue llamado a laborar en Juventud Rebelde y posteriormente fue llamado por el Minrex. De ahí, designado a la sede diplomática cubana en Nueva York, en la que se desempeñó siempre a la altura de su ejemplar y patriótica conducta, hasta que fue víctima de un vil atentado terrorista en plena ciudad de Nueva York.
Había sido asignado a la Misión cubana ante la ONU en 1977 y se había incorporado ahí al equipo de Ricardo Alarcón. En la sede neoyorquina, Félix se dedicaba principalmente a la atención a los numerosos visitantes de Cuba que se encontraban en Nueva York en misión de trabajo.
¿Cómo fue asesinado Félix?
Era el 11 de septiembre de 1980, exactamente a las 6:20 de la tarde, y como siempre, el tráfico era infernal en el corazón de Nueva York. Félix García Rodríguez conduce un vehículo de la Misión cubana ante la ONU. Debía pasar a recoger a una colega de trabajo y a sus niños, pero, en el último momento y, ¡por suerte!, ella había decidido quedarse en casa. Así que Félix, al salir de su apartamento de Queens, había pasado a recoger vestidos en una tintorería del barrio y se dirigía ahora hacia su oficina de Lexington Avenue, esquina a 38, en Manhattan…
Iba por Queens Boulevard cuando tuvo que parar en un semáforo de la esquina de 55th Street. Fue en este momento que, en una fracción de segundos, su mundo basculó. Desde un vehículo que vino a parar a su lado, un desconocido apuntó una ametralladora MAC 10 y empezó a disparar.
Un proyectil le alcanzó al cuello y lo dejó inanimado. Su vehículo fue a estrellarse contra otro auto que venía en dirección opuesta.
Los asesinos pararon entonces su carro, salió el hombre de la ametralladora y le dio a Félix otro tiro en la cabeza.
Este hombre se llama Pedro Remón, un terrorista del grupo Omega 7. El chofer del vehículo era Eduardo "Omar" Arocena, jefe de ese grupo criminal, ya autor de una larguísima lista de atentados.
"Omar" celebraba ese mismo día el sexto aniversario de su organización. Y el primer asesinato de un diplomático en la ONU era para él una hazaña que iban a festejar, en Miami, los capos de la mafia cubano-americana, quienes sostenían ciegamente su acción terrorista. Con la bendición de la CIA y del FBI.
Es probable que el "informante anónimo" que llamó luego por teléfono a la agencia de prensa United Press International (UPI) para decir que la organización terrorista Omega 7 se responsabilizaba con el hecho, fuera el propio "Omar".
Una fuerte conmoción se había apoderado de la comunidad diplomática de las Naciones Unidas. Por primera vez, los terroristas habían usado la violencia contra un representante legítimo de un país miembro de la organización. Nunca nadie se había atrevido a tal crimen y nunca más volvería a suceder tal ignominia.
El día 13, llegaron a La Habana los restos del joven diplomático asesinado, acompañados por Víctor Villa, compañero de trabajo de Félix en la ONU y ex combatiente de la Sierra Maestra. Una importante comitiva encabezada por Carlos Rafael Rodríguez, miembro del Buró Político y vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros, se encontraba en el aeropuerto José Martí.
Félix García Rodríguez fue sepultado el día 14 en la habanera necrópolis de Colón, en presencia de miles de personas que acudieron para saludar a este heroico compañero, víctima del hampa batistiana de Miami.
Por Redacción Web
Fotos cortesía de colegas