abril 29, 2024 ¿Quienes somos?

Juegos Olímpicos: ¿El atletismo le da el último adiós al amateurismo?

Christian Coleman (derecha) remata para deja atrás a su compatriota Noah Lyles (al centro) y al jamaiquino Ackeem Blake en la final de 60 m planos del Mundial Bajo Techo de Glasgow. Foto: AFP.

Un deporte que llegó a despojar de sus medallas a campeones olímpicos y prohibir la participación de figuras consagradas por detectarse que habían recibido mínimos pagos por su desempeño competitivo se convierte ahora en el primero que, desde su entidad rectora a nivel mundial, World Athletics, dispone reconocimientos en metálico para los que suban al peldaño más alto del podio.

La bolsa total será de 2,4 millones de dólares, 50.000 para cada una de las 48 pruebas del programa, con los seis relevos (4x100 y 4x400 masculino y femenino, y 4x400 y maratón de marcha mixto) compartiendo el premio entre sus integrantes.

El monto representa una suerte de redistribución del monto que el Comité Olímpico Internacional (COI) asigna a World Athletics de cara a cada cita de verano, un movimiento que marca pauta para otras federaciones con asignaciones similares por parte del COI, como World Aquatics o la Internacional de Gimnasia (FIG), los otros dos deportes estelares de los Juegos Olímpicos.

¿Cuestión de justicia o acto de campaña?
La medida es un impulso clave para Sebastian Coe, presidente de World Athletics y principal candidato a sustituir a Thomas Bach en las próximas elecciones del COI en 2025, aunque no ha hecho oficial su aspiración.

Coe comentó que la decisión de crear recompensas económicas busca “empoderar a los atletas y reconocer el papel fundamental que desempeñan en el éxito” de los Juegos Olímpicos.

Además, apuntó que va en línea con la práctica anterior de establecer subvenciones por valor de unos 5 millones de dólares, usando la asignación del COI para apoyar proyectos de las federaciones nacionales.

"Si bien es imposible poner un valor comercial en ganar una medalla olímpica, o en el compromiso y la concentración que se necesita para representar a su país en unos Juegos Olímpicos, creo que es importante que comencemos en algún lugar y nos aseguremos de que algunos de los ingresos generados por nuestros atletas en los Juegos Olímpicos se devuelvan directamente a aquellos que hacen de los Juegos el espectáculo mundial que son", explicó Coe, de acuerdo con declaraciones que reproduce el portal oficial de la entidad que rige.

World Athletics ya destinaba premios en metálico para reconocer los resultados en los mundiales de atletismo, tanto bajo techo como al aire libre, y para recompensar récords del mundo, pero jamás había ofrecido incentivos por la actuación en Juegos Olímpicos, donde eran los patrocinantes, los Comités Olímpicos Nacionales, las federaciones y los gobiernos de cada país los encargados de otorgar asignaciones económicas a los ganadores.

Ahora la entidad considera también extender la recién creada recompensa al resto de los ocupantes del podio, pero esto es un compromiso que comenzaría a regir en Los Ángeles 2028.

Fin de un capítulo sombrío
En la práctica, la obligatoriedad del amateurismo había muerto en los Juegos Olímpicos de Barcelona ’92, con la participación de los astros de la NBA en el baloncesto, y había quedado definitivamente enterrada en Tokio 2020, donde se admitió a los primeros pugilistas con participación en carteleras pagadas como la Serie Mundial de Boxeo, derribando la última barrera entre aficionados y profesionales en el deporte olímpico.

Pero nunca antes una federación había ido tan lejos. Curiosamente, es la misma entidad que permitió el despojo de las medallas doradas del pentatlón y el decatlón a Jim Thorpe, la gran figura de Estocolmo 1912, que cayó en desgracia cuando se descubrió que un par de años antes de la justa había recibido dos dólares por partido como jugador de béisbol en una liga profesional de Carolina del Norte.

Numerosos atletas universitarios reunían unos centavos jugando en ese torneo durante sus vacaciones de verano, pero Thorpe, un miembro de la tribu Sac and Fox sencillo y con escasa formación, no tomó la previsión de hacerlo bajo un seudónimo, como todos los demás que intentaban preservar intacta su hoja de servicios como aficionados.

No fue sino hasta 30 años después de la muerte de Thorpe sumido en la pobreza y el alcoholismo, que el COI restituyó sus medallas, aludiendo un error de procedimiento en el retiro.

No fue el único gran astro del atletismo perjudicado por las normas del amateurismo. En 1932, el “finlandés volador” Paavo Nurmi, el tercer atleta con más medallas en Juegos Olímpicos después de Michael Phelps y Larissa Latynina, quedó fuera de los Juegos de los Ángeles, y fue forzado al retiro dos años después, cuando el Consejo de la IAAF (antigua World Athletics) estimó que no había podido probar satisfactoriamente que seguía siendo un atleta aficionado.

En 1975, la gran figura del cross country y las largas distancias en el atletismo estadounidense Steve Prefontaine se involucró en una ardua batalla con la federación de su país, que lo consideraba no elegible para volver a ser olímpico (como lo fue en Munich ’72), porque había quebrado las normas del amateurismo al recibir muestras gratuitas de indumentaria deportiva de la entonces incipiente firma Nike.

Prefontaine murió en un accidente automovilístico ese año, un día después de haber ganado los 5000 m en una exhibición en la que la poderosa selección de fondo finlandesa había aceptado acompañarlo, para apoyar su lucha por el regreso a los Juegos Olímpicos.

Tres años después de su muerte, el Congreso estadounidense aprobó la Ley de los Deportes Aficionados, un instrumento que mejoraba el marco legal para los competidores en medio de las reglas del amateurismo.

Menos de 50 años más tarde, nada queda en el deporte mundial de un reglamento que no hizo sino excluir de las ganancias a los principales protagonistas del espectáculo competitivo.


Tomado de cubadebate.cu

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