octubre 8, 2024 ¿Quienes somos?

Levantamiento de verde olivo con brazaletes rojinegros

La insurgente Santiago estaba en perenne vigilia secreta detrás de las puertas de sus casas mientras la mayoría de sus habitantes dormían aquella noche larga del 29 de noviembre de 1956, bajo una luna clara que calaba su penetrante luz en cada escondrijo sin pedir permiso, con  la competencia del sigilo combinado con un fuerte ajetreo esperando el momento en que la ciudad indómita, bajo el tableteo de los proyectiles, se vestiría de verde olivo con brazalete rojinegro.

Era la acción planificada para iniciar a las siete de la mañana con un lanzamiento de mortero desde el cuartel Moncada que al final no se efectuó, y al frente de la misma se encontraba el Jefe de Acción del Movimiento 26 de Julio Frank País García, con solo 21 años de edad y bajo el seudónimo de “David” para la clandestinidad, el cual apoyaría el desembarco del yate Granma que había salido desde del puerto de Tuxpan, México con los 82 expedicionarios y Fidel al frente, el día 25.

Según testimonia Lester Rodríguez, “el plan para el 30 de noviembre fue concebido por Fidel en su parte general. Hacía falta que se llevaran a cabo acciones en el resto de la Isla que impidieran al ejército batistiano trasladar sus efectivos con suficiente rapidez a la zona de desembarco. Hubo compromisos de levantamiento en Las Villas y Matanzas; y de otras acciones en parte de La Habana y Pinar del Río. En Oriente debían realizarse de manera simultánea en Santiago, Puerto Padre y Guantánamo; los compañeros de Bayamo y Manzanillo se iban a incorporar al desembarco, que sería por esa zona”.

El telegrama que debía enviar Fidel, según lo acordado con Frank en México, contentivo del texto: “Obra pedida agotada” y dirigido a Arturo Duque de Estrada, llegó el 27 de noviembre y fue multiplicado a todas las provincias para lograr la acción simultánea en todo el país, ya que esa sería la señal para iniciar la lucha a nivel nacional.

Se acordó realizar la operación al amanecer del 30 de noviembre y según aseveró Fidel años después, debían esperar la llegada del Granma con los expedicionarios, lo cual no se cumplió ante las peripecias que tuvieron que enfrentar en el mar; no obstante, el alzamiento se realizó y algunas coordinaciones realizadas no funcionaron tal y como se planificaron, pero ese día, Santiago amaneció vestida de verde olivo con brazaletes rojinegros echando metrallas de todos los calibres contra los puntos seleccionados con inconvenientes en la calidad de las granadas que algunas no explotaron y los cocteles molotov expiraban muy rápido, además de la fuga protagonizada por los revolucionarios presos en la cárcel de Boniato.

Este alzamiento constituía un esfuerzo para consolidar la unidad de las fuerzas revolucionarias por un mismo objetivo como el movimiento 26 de Julio, el Directorio 13 de Marzo y otras organizaciones revolucionarias asociadas, que integrarían la tropa responsable de presidir el alzamiento, para disociar a los secuaces del tirano e impedir que pudieran frustrar la llegada del Granma.

En esta acción se destacaron heroicas mujeres entre ellas Haydée Santamaría, Vilma Espín, Gloria Cuadras, Acela de los Santos, entre otras, todas acantonadas en el puesto de Dirección, mientras que Celia Sánchez se desempeñaba en Niquero con los preparativos para el recibimiento a los expedicionarios.

Cuenta Frank posterior al hecho: “Armas de todos los calibres vomitaban fuego y metralla. Alarmas y sirenazos de los bomberos, del Cuartel Moncada, de la Marina. Ruido de aviones volando a baja altura. Incendios en toda la ciudad. El Ejército Revolucionario dominaba las calles y el ejército de Batista pretendiendo arrebatarle ese dominio. Los gritos de nuestros compañeros, secundados por el pueblo, y mil indescriptibles sucesos y emociones distintas. La población entera de Santiago, enardecida y aliada a los revolucionarios, cooperó unánimemente con nosotros…”

Foto: Pepito Tey, Tony Alomá, y Otto Parellada

Tres valerosos jóvenes: Pepito Tey, Tony Alomá, y Otto Parellada, derramaron su sangre en  las calles santiagueras y entregaron sus vidas por la causa revolucionaria, marcando un hito en la historia patria, que hoy se convierten en paradigmas para las nuevas generaciones.

Frank País dirigió el alzamiento de Santiago cumpliendo así el compromiso contraído con Fidel como jefe de Acción Nacional del Movimiento 26 de Julio, hecho de gran significación en la historia de la Revolución, porque pese a no lograr todos sus objetivos tal como se habían previsto, sí marcó el reinicio de la lucha por la definitiva independencia de nuestra Patria. Fue ese un levantamiento de amor y esperanza que contribuyó a unir más a las fuerzas revolucionarias y al pueblo en el que por vez primera vestía de verde olivo con brazalete rojinegro en las calles de Santiago.

Alzamiento en Santiago de Cuba 30 de noviembre de 1956

Texto y fotocomposición: Sergio I. Rivero Carrasco.

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