“Solo con la vida cesará entre
nosotros la batalla por la libertad.”
José Martí
Fue exactamente el 25 de marzo de 1889, hace hoy 135 años, que en la ciudad de Nueva York (Estados Unidos), el periódico The Evening Post publica una carta del patriota cubano José Martí titulada Vindicación de Cuba, que constituye la respuesta justa y viril a un ofensivo artículo aparecido en el periódico The Manufacturer , de la ciudad de Filadelfia, el 16 de marzo de marzo de 1889. Un artículo ofensivo bajo el título “¿Queremos a Cuba?”, el cual, cinco días después sería reproducido de manera parcial en otro texto anticubano titulado: “Una opinión proteccionista sobre la anexión de Cuba” en The Evening Post.
La historia de las relaciones de Estados Unidos con Cuba con su espíritu altanero de potencia poseedora y sojuzgadora, denigrante y ofensiva nunca ha cambiado. Una muestra d ello lo constituye este mismo hecho: Una gran cantidad de planteamientos ofensivos hacia Cuba y pretenciosos desmoralizadores hacia los cubanos. Ante la cantidad de planteamientos ofensivos para los cubanos habían padecido diez años de una cruel y devastadora guerra, se levanta José Martí y escribe y exige que fuera publicada una respuesta; documento que ha trascendido en nuestra historia con el nombre de “Vindicación de Cuba”, publicado en The Evening Post el 25 de marzo, el que fue fechado 4 días antes, el 21 de marzo en New York.
La vigencia y actualidad de este documento bien merece una reflexión al respecto, sobre todo porque es esta una de las tantas alertas a tener en cuenta si de relaciones Cuba- Estados Unidos se trata.
Conocer algunos fragmentos de la firme respuesta martiana que vindicó a Cuba, sería muy provechoso para saber con qué enemigo estamos coexistiendo desde hace más de un siglo, la envergadura de su apetencia y odio hacia todo lo que señale a Cuba:
“(…) No es este el momento de discutir el asunto de la anexión de Cuba. Es probable que ningún cubano que tenga en algo su decoro desee ver su país unido a otro donde los que guían la opinión comparten con respecto a él las preocupaciones sólo excusables a la política fanfarrona o la desordenada ignorancia. Ningún cubano honrado se humillará hasta verse recibido como un apestado moral (…) Hay cubanos que por móviles respetables, por una admiración ardiente al progreso (…) por el desdichado desconocimiento de la historia y tendencias de la anexión, desearían ver la Isla ligada a los Estados Unidos. Pero los que han peleado en la guerra, y han aprendido en los destierros; los que han levantado con el trabajo de las manos y la mente, un hogar virtuoso en el corazón de un pueblo hostil; los que por su mérito reconocido como científicos y comerciantes, como empresarios e ingenieros, como maestros, abogados, artistas, periodistas, oradores y poetas, como hombres de inteligencia viva y actividad poco común, se ven honrados donde quiera que ha habido ocasión para desplegar sus cualidades, y justicia para entenderlos (…) no desean la anexión de Cuba a los Estados Unidos. No la necesitan (…)
“(…) No somos los cubanos ese pueblo de vagabundos míseros o pigmeos inmorales que a The Manufacturer le place describir; ni el país de inútiles verbosos, incapaces de acción, enemigos del trabajo recio, que, junto con los demás pueblos de la América española, suelen pintar viajeros y escritores. Hemos sufrido impacientes bajo la tiranía; hemos peleado como hombres, y algunas veces como gigantes, para ser libres (…)
“(…) Un puñado de trabajadores cubanos levantó a Cayo Hueso (…) Un cubano, Cisneros, ha contribuido poderosamente al adelanto de los ferrocarriles en Colombia (…) El poeta del Niágara es un cubano, nuestro Heredia (…) En Filadelfia mismo, como en New York, el primer premio de las Universidades ha sido, más de una vez, de los cubanos (…)
“(…) La lucha no ha cesado (…) La nueva generación es digna de sus padres. Centenares de hombres han muerto después de la guerra en el misterio de las prisiones. Solo con la vida cesará entre nosotros la batalla por la libertad (…)”
Cuando Llegamos hasta aquí y reflexionamos acerca del valor de la palabra y de las palabras, podemos llegar a la conclusión de que Martí y luego Fidel tuvieron en la palabra una de sus más poderosas armas políticas y de liderazgo revolucionario, la Vindicación de Cuba fue la defensa contra la ignominia, la injusta ofensa y calumnia norteamericana hacia Cuba y los cubanos. Martí defiende, reclama, y eleva la moral y el ego de un pueblo laborioso patriota viril e insurrecto.
Vindicación de Cuba.
Por Redacción Web
Fotos tomadas de la Red