Orígenes del poblado La Caoba.

A mitad de la carretera que va desde Nueva Gerona al reparto Chacón, existe una comunidad que nació a la sombra de un cerro que le dio nombre a este conglomerado humano. Elevación donde creció, en siglos pasados, un enorme árbol de madera preciosa.
El origen de este poblado es relativamente reciente si comparamos que su nombre proviene del siglo 18, pues en esa zona se eleva un montículo que ya desde 1797 el capitán de fragata de la Real Armada española, Juan Tirry y Lacy, lo describe como el Cerro de la Caoba, llamado así por un árbol que tiene de esta madera, se halla solo con el frente a la costa Norte, su circunferencia será como de media milla; el que escriba esta fue expresamente a él a ver el árbol nombrado arriba; con efecto habiéndolo medido halló que su grueso era de vara y media, su alto de nueve, y está sano; es el único árbol de consideración que se halla en la costa Norte; lo demás de dicho cerro está cubierto de sabicúes, yayas y otras maderas de corto tamaño. (1)
Años después, el agrimensor público Alejo Helvecio Lanier quien visitó en 1831 Isla de Pinos, le rindió un informe al Capitán General de Cuba, Francisco Dionisio Vives, en donde señala la ubicación de la loma a la que y se le dio el nombre de cerrito de la Caoba por hallarse en él un árbol de esta madera, que es el mayor que se ve en la parte Norte de la isla.

En la parte elevada de este lugar-donde el cerro-, construyó su mansión el entonces director del Presidio Modelo Juan Manuel Capote Fiallo, que en honor a su hija le llamó Rancho Zenaida, inscripción que está en la verja principal de entrada a la vivienda, la que años después fue convertida en una casa de visitas.
En la cocina existe una enorme mesa de mármol hecha por un preso con una decoración que es única en nuestro territorio. De esta pieza y su elaboración, existe una historia que les voy a revelar tal como me lo han contado.
Refieren que Capote, jefe del presidio, quiso construir una mesa para la cocina de su vivienda, pero que esta fuera excepcional y no se le pareciera a ninguna otra. Un preso se brindó a crearla con la esperanza de que le rebajarían la pena o recibiría la libertad. Se dio a la tarea con ahínco y labró el bloque de mármol al cual le incrustó otras piezas de diferentes colores y tamaños de la misma roca, integrando un hermosísimo diseño. Terminado el trabajo, se lo mostró con orgullo al Comandante Capote y esperó con ansiedad su recompensa anhelada, pero esta nunca llegó. Prisionero se mantuvo hasta que fue a engrosar la lista de los asesinados en la penitenciaria modelo.

Entre la población pinera, quedó el rumor de que Capote lo mató o mandó a asesinar, pues el militar no iba a permitir que produjera otra pieza similar.
Sea total o parcialmente auténtico este relato, del que existen varias versiones, y conociendo la historia de este personaje que fue acusado de muchos crímenes cometidos en la prisión que dirigió, no dudo que haya una huella de verdad en esta leyenda que ha llegado hasta nuestros días.
Hoy la mesa de cocina aún permanece en el lugar. Daniel Martín, artista que la restauró por los años 80, me decía que la rebajó y pudo salvar y mantener sus elementos originales, pero que con el uso, es posible que se haya deteriorado de nuevo.
Se cuenta que cerca del lugar, allá por la década de 1950, donde hoy está el poblado, estaba una fábrica de almidón nombrada La Pinera y otras instalaciones.

En la década de 1960, allí se encontraba la dirección y otras dependencias de la Granja Sierra Maestra. Con el decursar del tiempo, diversas personas se fueron asentando en aquel lugar, aprovechando algunas infraestructuras que ya existían o construyendo sus viviendas, y así la población fue creciendo hasta convertirse en la comunidad que hoy conocemos.
Hace muchos años cuando yo pasaba por el lugar, siempre me llamaba la atención que en una roca de mármol que sobresalía de la Sierra de Columpo, muy cercana al pueblo, siempre había una enorme iguana tomando el sol y nadie la molestaba.
Esta especie que abundaba por cientos en aquella zona, hoy no se puede apreciar como entonces, cuando formaban parte de aquel entorno natural. Es posible que aún sobrevivan algunos ejemplares en las cavernas u oquedades que abundan en las rocas de esas elevaciones que rodean la comunidad caobatense.


Mesas construidas por prisioneros del Presidio.
- Papeles pineros. Primer volumen. Compilación de Julio Cesar González Laureiro. Ediciones El Abra, 2015. págs. 25 y 103.
Nota curiosa:
La caoba cubana, es una de las especies maderables más valiosas del mundo. Es un árbol majestuoso, de tronco erecto y corpulento capaz de soportar gruesas ramas. Puede llegar a alcanzar hasta 25m de altura y hasta 2m de diámetro, con presencia de contrafuertes en la base; la corteza es inicialmente lisa, grisácea y con abundantes lenticelas, con la edad se vuelve fisurada y pardo rojiza.
La copa es amplia y frondosa y las ramas, gruesas. Las hojas son compuestas y alternas, de 10 cm a 30 cm de largo.
El árbol crece con mucha lentitud. Los frutos son cápsulas leñosas, de color castaño claro que miden entre 8 y 10 cm de largo y de 4 cm a 6 cm de diámetro, con dehiscencia septicida a partir de la base; cada fruto contiene entre 45 y 60 semillas que, al madurar, son llevadas por el viento a lejanas distancias.
La caoba cubana se encuentra naturalmente en toda Cuba, el resto de las Antillas y Florida, y, en bosques semicaducifolios, con preferencia en suelos profundos ligeramente ácidos, aunque puede encontrarse sobre casi todos los suelos de Cuba con excepción de los extremos lateríticos y arenosos.
(Fuente: Ecured)
Por: Lic. Guillermo F. Maquintoche Vázquez.
Fotos: archivo personal