Raúl es Raúl, nadie lo dude
Y quién es Raúl? Todos los cubanos tenemos un sentimiento bien guardado acerca de ese hombre inmenso que, junto a Fidel y toda una generación de muy jóvenes cubanos, no dejaron morir los sueños del Apóstol en el año del centenario de su natalicio y reiniciaron la lucha por la definitiva independencia de Cuba.
En muchos sitios y publicaciones podemos encontrar la grandeza de su vida. Desde el Birán que lo vio nacer, como el benjamín de Lina y Ramón, el último de los Castro-Ruz, hasta el joven intrépido y disciplinado que siguió los pasos de Fidel, el hermano siempre admirado y querido, como fiel soldado de filas que por sus méritos en el combate llegó a ser jefe guerrillero, Comandante, Ministro…El Primer Secretario del Comité Central del PCC y Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros: Un Gran hombre de la Patria, muy modesto siempre como su nombre.
Es ese Raúl, el que con paciencia e inteligencia logró liberar de las garras imperiales a nuestros Cinco Héroes, cumpliendo la promesa de Fidel de que volverían, Es el que ha signado con su estilo una amplia y dinámica actividad en las relaciones exteriores cubanas, y con gran firmeza, dignidad y temple dirigió personalmente el proceso de conversaciones y negociaciones que tuvieron como fin el restablecimiento de las relaciones diplomáticas con los Estados Unidos, como bien ha reconocido públicamente el Primer Secretario del Comité Central del Partido y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez.
Fue Raúl, al decir de del Presidente cubano, el que condujo al país en medio de grandes desafíos y agresiones “mientras enfrentaba la enfermedad y la muerte de su amada compañera de vida y de luchas, nuestra extraordinaria Vilma, con quien compartió la pasión por la Revolución y fundó una hermosa familia. En ese mismo período sufrió la enfermedad y el fallecimiento de su principal referente en la vida revolucionaria, además de su jefe y hermano, el compañero Fidel, a quien ha sido leal hasta las últimas consecuencias”.
En esas circunstancias Raúl antepuso al dolor humano el valor revolucionario y el sentido del deber. Besó la urna que guarda las cenizas de Vilma, saludó militarmente la piedra con el nombre de Fidel y dirigió el país sin descanso, con acierto, con ímpetu, con devoción, con aportes trascendentales a la Revolución.
Pero ese hombre GRANDE, fiel, impetuoso, líder y estadista, por mencionar algunas de sus glorias, guarda en sí las más nobles y hermosas cualidades que se hayan conocido: Su sentimiento humano, el amor a la familia, a los niños y a la dignidad del hombre, porque Raúl es un extraordinario ser humano, es Raúl.
Aunque arropa muchos atributos que también poseen muchas personas, él tiene las suyas propias en una conjugación exacta de grandeza y sobriedad, fuerza y razón, sencillez y nobleza, amor y devoción, sensibilidad y ternura, que lo hicieron crecer en las contiendas, adorar a su Jefe y hermano Fidel y, sobre todo, creer en los jóvenes, sentir como los jóvenes, apostar por los jóvenes en un tránsito decisivo e histórico de la Revolución.
Pero hoy, ese nonagenario hombre nos invita a sentirlo sencillo, como un cubano más, haciendo día a día la tarea de preservar la Revolución con la misma sencillez del campesino que prepara la tierra para entregar su fruto, del barrendero que madruga con el afán de que las primeras luces del día muestren una ciudad reluciente, con el desvelo del médico que le ha arrancado una vida a la muerte salvando a sus enfermos durante la covid-19, o del maestro que desdeña la alabanza o la prebenda y, con una paciencia tan asiática como los rasgos de sus ojos, persevera en la misión de educar y enseñar.
Hoy él abraza con gran firmeza, una amplia sonrisa y el corazón engrandecido sus 92 junios, que aún le parecen pocos cuando nos subraya: “Creo fervientemente en la fuerza y el valor del ejemplo y la comprensión de mis compatriotas, y mientras viva estaré listo con el pie en el estribo para defender a la Patria, la Revolución y el socialismo". Y así lo ha hecho. ¡No se ha bajado del estribo!
¡Ese es Raúl, nadie lo dude!
…Y Raúl es Raúl
Por: Sergio I. Rivero Carrasco