marzo 19, 2025 ¿Quienes somos?

Un legado para todos los tiempos

Camilo, en su último discurso al pueblo aquel 26 de octubre de 1959, le abrió su corazón de un modo especial y firme, cuando colmado por la emoción revolucionaria le decía:

“De rodillas nos pondremos una vez, y una vez, inclinaremos nuestras frentes… y será el día que lleguemos a la tierra cubana que guarda veinte mil cubanos, para decirles: ¡Hermanos, la Revolución está hecha, vuestra sangre no salió en vano!”.

La actitud de los cubanos se encargó de demostrar que nunca la sangre derramada por los más de 20 mil cubanos que entregaron sus vidas en la contienda fue en vano, cada vez se hizo mayor la fuerza del pueblo, de los cubanos patriotas que se incorporaban a las milicias desde los primeros momentos para defender a la Revolución y enfrentar las acciones imperialistas cumpliendo paso a paso el legado histórico de Camilo.

Ya estaban creadas entonces las condiciones objetivas y subjetivas para que otro hecho de suma importancia pudiera ocurrir y era el motivo principal de aquel gran encuentro. Con el antecedente de que ya el pueblo, a viva voz y con los brazos alzados había dado su irrenunciable decisión de defender la Patria y la Revolución, se constituiría una fuerza invencible del pueblo para enfrentar al agresor:

Fue entonces Fidel quien le explicó al pueblo allí reunido la necesidad de crear las Milicias Nacionales Revolucionarias, una fuerza que representaba el brazo armado con que el pueblo defendería la Revolución y todo el proceso de cambios imprescindibles que ya se había iniciado, lo cual daba cumplimiento a su alegato de defensa en el Juicio del Moncada; pero ello conllevaba adoptar medidas radicales en función de lograr la mayor equidad posible, la imprescindible soberanía y justicia social, que por supuesto, afectaban al imperio, y este no se quedaría de brazos cruzados.

Había muchas pruebas de cómo el gobierno de Estados Unidos, la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y el Pentágono, promovían agresiones para destruir a la naciente Revolución cubana, y es que solo unos días antes, una avioneta había sobrevolado un acto público y disparado con toda impunidad y odio a las personas reunidas allí causando la muerte a dos de ellas y provocando 50 heridos.

Quedaban pocos territorios del país donde no se produjera algún tipo de agresión contrarrevolucionaria, porque se encargaron de preparar grupos apátridas mercenarios pagados por la CIA para realizar los sabotajes a centros laborales de importancia, quema de campos de caña, actuar como alzados en zonas rurales imponiendo el terror y causando la muerte a muchas personas inocentes, secuestraban embarcaciones de pescadores, asaltaban trenes de pasajeros como el de Caibarién y Yaguajay; en fin, pretendían crear un caos en el país para que el pueblo dejara de apoyar al naciente gobierno revolucionario.

Pero eso no pudieron lograrlo, cada vez fue mayor y decisiva la fuerza del pueblo, hasta el punto de que a los yanquis les salió el tiro por la culata, y el pueblo cubano enaltecido y patriota, cumplía paso a paso aquel acertado planteamiento histórico de Camilo cuando expresó en su último discurso:

“¡Para detener esta Revolución cubanísima, tiene que morir un pueblo entero”.

Este concepto se complementa más tarde cuando Fidel puntualizó: “¡Esta es una Revolución de pueblo!”, y Díaz-Canel cierra una de sus entrevistas con la convicción de que: “¡La Revolución es invencible, por ese pueblo!”

¡Ese es el legado más revolucionario para todos los tiempos!


Por Redacción Web

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *