noviembre 6, 2024 ¿Quienes somos?

Mártires pineros: Héctor Pérez Llorca

Centro escolar Luis de la Maza Arredondo, hoy escuela de Arte

En nuestro municipio hay una escuela y otras instituciones que ostentan el nombre de un joven que entregó su vida a la causa de los desposeídos y por la prosperidad de la tierra cubana. Él fue sencillamente Héctor Pérez Llorca (Nueva Gerona, 5 de abril de 1931- Cienfuegos, 5 de septiembre de 1957), del que su maestra Zenaida Oropeza expresaba que sobresalía por su espíritu humanista, de rebeldía, laboriosidad y compañerismo.

Aquel joven estudiante, vendía los frutos cosechados en el huerto de su escuela para acrecentar los fondos destinados a la compra de uniformes y zapatos para los niños más necesitados. Era el séptimo de una larga familia sustentada por su padre que se buscaba la vida realizando diferentes trabajos, mientras que su mamá se dedicaba a las labores de la casa.

Centro escolar Luis de la Maza Arredondo, hoy escuela de Arte

Después de realizar sus estudios primarios hasta 5to grado, en la escuela pública  Luis de la Maza Arredondo Casanova -hoy escuela de Arte Leonardo Luberta Noy - y el 6to grado en la Escuela Primaria Superior Evangelina Cossío, actualmente escuela primaria Josué País, ambas en  Nueva Gerona, parte de Isla de Pinos en busca de nuevos horizontes al verse impedido de continuar estudios secundarios, y se  dirige a la Isla Mayor  donde trabaja  en diversos poblados como estibador, cortador de caña, mochila de un restaurante, dependiente de una bodega hasta que se alista en el  Servicio Militar de Emergencia Voluntaria en 1953 y en 1956 ingresa como marinero de segunda en la Marina de Guerra siendo destinado al Guardacostas No. 101 “Leoncio Prado”, donde trabaja como cocinero.

Héctor como marinero

En aquellos momentos gobernaba en Cuba Fulgencio Batista que había asaltado el poder tras un golpe de Estado, hecho que generó un descontento popular que penetró en las fuerzas armadas, el ejército, la policía, la marina y en otros sectores que fueron coordinando un levantamiento armado para derrocar a la tiranía impuesta. El Movimiento 26 de Julio tendría un papel importante en esta movilización.

 El 30 de noviembre de 1956, ya se había producido un levantamiento en Santiago de Cuba en apoyo al desembarco de los expedicionarios procedentes de Méjico, dirigidos por Fidel, y en diferentes lugares del país se ejecutaban acciones contra el gobierno.  

Después del desembarco del yate Granma el 2 de diciembre de 1956, un grupo de jóvenes fueron apresados y trasladados al guardacostas donde trabajaba Llorca como cocinero y en valiente actitud evitó las represalias contra aquellos expedicionarios, dentro de los cuales reconoció a Jesús Montané Oropesa.


 

En el museo Montané- Oropesa se exhiben algunas piezas pertenecientes al mártir pinero.

Al estallar el levantamiento de Cienfuegos del 5 de septiembre de 1957, Héctor Pérez se incorpora inmediatamente a la rebelión; sale armado, junto a otros compañeros que ya conspiraban con él y se dirige a la toma de la Jefatura de la Policía, del Ayuntamiento y la Estación de radio. Luego parte a la otra misión que era la toma del Colegio San Lorenzo, como miembro de un grupo de marinos y varios civiles. Allí defendió, junto a sus compañeros la última trinchera de combate y resistencia de los alzados contra el régimen de Batista que arremetió con todas sus fuerzas, bombardeando la ciudad.

Héctor Pérez Llorca caería más allá del mediodía del 5 de septiembre al alcanzarle una bala en el cuello cuando defendía su posición en el segundo piso del Colegio San Lorenzo, donde permanecía atrincherado.

Héctor era miembro del Movimiento 26 de Julio, pues según cuenta uno de sus hermanos, el día 7 de septiembre de 1957 encontró en casa de la novia de este, un brazalete guardado de dicha organización, así como un traje de verde olivo, los cuales quemó para no afectar a la joven en caso de un registro a su hogar.

Han pasado los años y su recuerdo no se ha perdido. Su nombre y ejemplo se levantan entre los pineros que lo mantienen en su memoria con su voluntad diaria, en la sonrisa de los niños y jóvenes que asisten a las escuelas donde una vez el cursó sus estudios y en otras instituciones que se identifican con su nombre en el municipio insular, pues su legado como joven cubano es imperecedero.  

Con sus amigos junto al busto de Martí en el parque de Nueva Gerona.

Por: Lic. Guillermo F. Maquintoche Vázquez.

                    Fotos: archivo personal.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *