Un PREMIO GORDO para Héctor Quintero
Hoy esta reseña constituye un homenaje al dramaturgo y actor cubano Héctor Quintero que se convirtió en un ícono de la escena costumbrista cubana, en el décimo tercer aniversario de su partida física.
En fecha como hoy 6 de abril partió a la inmortalidad el dramaturgo cubano Héctor Quintero, considerado uno de los autores más importantes de la escena en Cuba, con una intensa carrera artística en el teatro, la radio, la televisión y el cine; un artista polifacético que con suma calidad aportó trabajos como escritor, actor, director, productor, cantante, declamador, presentador de programas y narrador, convertido en un hombre todo arte.
Todos esos méritos en el quehacer en el ámbito de las Artes Escénicas le valieron para que le fuera otorgado el Premio Nacional de Teatro 2004 y hasta su muerte fue miembro activo de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba. Haciendo un poco de historia, en su vida apreciamos que logra su primer estreno de importancia con la puesta en escena de Contigo pan y cebolla (1964), al que sigue una sucesión de envidiables éxitos como El premio flaco (1966) ganó dos años después el primer premio del Instituto Internacional del Teatro, con un jurado entre cuyos miembros aparecían Christopher Fry, Eugene Ionesco, Diego Fabbri y Alfonso Sastre.
Luego presenta Los muñecones (1967), Los siete pecados capitales (1968), su versión de Los cuentos del Decamerón (1969), Mambrú se fue a la guerra (1970), Si llueve te mojas como los demás (1971), Paisaje blanco (1973, adaptación de cuentos rusos), su revista Algo muy serio (1976) y La última carta de la baraja (1978).
Con todas esas entregas teatrales se convierte muy rápido en el más popular de los dramaturgos cubanos. Por ejemplo, la puesta en escena de “Algo muy serio” alcanzó la cifra récord de 52 mil espectadores en ciento en 12 representaciones, capaz de mantener colas ante las taquillas durante seis meses consecutivos.
Es Héctor Quintero un legítimo heredero de la escena vernácula y al mismo tiempo un comediante de un alto sentido musical y teatral, lo suficientemente hábil para transformar en hecho escénico el detalle más doméstico, según han apuntado sus críticos.
Sus personajes son pequeños héroes, que luchan contra la adversidad sin perder la sonrisa, gracias a una mezcla de coraje y estoicismo. Si en sus dos primeros títulos, la acción se situaba antes de la Revolución, posteriormente Quintero comenzó dibujar en sus obras, con igual éxito, la actualidad social cubana en la construcción revolucionaria con sus virtudes y desaciertos mostrados con sentido optimista y la idiosincrasia del cubano que nunca se pierde, aún en las más insospechadas situaciones.
Fue Quintero uno de los primeros artistas cubanos galardonador con la Distinción por la Cultura Nacional en 1981 En 1981 y posteriormente distinguido con la medalla "Alejo Carpentier" que otorgan el Consejo de Estado y el Ministerio de Cultura de Cuba a las más relevantes figuras de la cultura nacional, así como la Réplica del Machete de Máximo Gómez que confieren las FAR y el Ministerio de Cultura.
La obra imperecedera de Héctor Quintero, su postal de presentación e imagen Cuba, son la más ferviente muestra de cubanía e identidad que haya existido jamás en la escena cubana, por eso hoy dedicamos desde esta sección #Comentarte, un #PremioGordo para Héctor Quintero, porque él ya se había apoderado del #PemioFlaco en el papel y sobre las tablas.
Un Padre Nuestro Latinoamericano interpretado por Héctor Quintero
Por Sergio I. Rivero Carrasco
Fotos tomadas de la Red