Calidad: ¡Santa palabra!

Estamos en el mes de la Calidad, pero en vez de dedicarle un mes del calendario a estimularla por parte de todos los actores que en ella intervienen, debiéramos hacerlo cada uno de los 365 que tiene cada año, porque el pueblo lo merece y la economía también. Mucho se habla de ella a cada paso porque es algo que permanece en el imaginario y no siempre en la realidad objetiva del día a día.
Tampoco podemos pasar por alto la claridad del Che al evaluar el tema CALIDAD cuando precisaba la necesidad de cumplir una serie de requisitos como la gestión para el logro de información técnica actualizada, la creación de los Comités de Calidad, la elaboración de un manual para administradores, el cual incluyera entre otros, aspectos sobre el control y gestión de la calidad, que nos lleve a la creación de un nuevo concepto socialista de calidad, y que los directivos y trabajadores se esfuercen conscientemente en el logro de la excelencia, porque solo así se podía ponderar la categoría CALIDAD.
En el esfuerzo por cumplir con esas exigencias planteadas, el Che identificó muy temprano el imperativo de contar con información técnica actualizada para enfrentar los retos que se avizoraban para la recién nacionalizada industria cubana y es por ello que, al cumplir con su cargo de Ministro de Industrias, solicitó a la ya existente desde 1949 Organización Internacional de Normalización (ISO), la adhesión de Cuba, haciéndose efectiva el 5 de septiembre de 1961.

La incorporación de nuestro país a la ISO debía proporcionar muy valiosa información técnica, imprescindible para poder afrontar el proceso de desarrollo económico que era necesario en medio del ya existente bloqueo económico impuesto por parte de los Estados Unidos a Cuba, con una economía atrasada y totalmente dependiente de ellos en aquellos momentos.
Como se ha detallado en varias oportunidades, Cuba participó activamente casi desde su ingreso en la ISO como miembro permanente en los Comités Técnicos de productos agrícolas, carga unitaria, tabaco, café, entre otros, y en 1966 fue elegida para ingresar por primera vez en el Consejo de la ISO para un período de dos años, lo cual tuvo gran significación para el país.
Lo anterior es una muestra de que el empuje del Che siempre estuvo presente, demostrado, entre otras acciones, cuando en reunión con obreros y sindicalistas les precisó: “…podemos extraer una conclusión muy importante, y es que dentro de la norma tiene que existir la norma de calidad y la norma no solo es cantidad, es calidad. Y entonces la obligación del obrero es producir tanto de tal calidad; si no produce tanto de tal calidad no ha cumplido su deber social”.
Al pasar los años haciendo esfuerzos y acciones concretas para cumplir con su legado, pudiéramos preguntarnos, cómo cumplimos hoy con esos principios elementales e imprescindibles, si hasta el pan que consumimos a diario es muchas veces incomible por su mala calidad. Si irrespetamos las normas existentes y nadie las controla o exige su cumplimiento con el rigor que ello requiere, si se comete el error de pagar el salario completo a un trabajador que incumplió sus compromisos productivos, o al funcionario público que irrespetó al pueblo, llegamos a la conclusión de que son muchos poquitos los que llenan esa gran copa que se desborda a veces por la irresponsabilidad, la ausencia del sentido de pertenencia, y diríamos más, por la desvergüenza en algunas ocasiones.
En los momentos que corren, a pesar de la muy difícil situación económica, la falta de productos básicos, materias primas y materiales, el inmenso legado del Che sobre la satisfacción que debe proporcionarnos el trabajo y ser dueños de los medios fundamentales de producción, debe servir para multiplicar nuestro compromiso con la sociedad, aunque aún se manifiesta una insuficiente cultura, poco desarrollo y mucha falta de conciencia y exigencia para alcanzar los estándares mínimos necesitados y deseados en diferentes esferas.
Sirva entonces esta importante jornada de octubre para hacer un serio llamado a la conciencia, a repensar la calidad y evaluarla en su dimensión más integradora cada día, conscientes de que desde los propios inicios de la Revolución, el Che la resumiera magistralmente: “La Calidad es el respeto al pueblo”.
Por Redacción Web
Fotos tomadas de la Red