diciembre 2, 2024 ¿Quienes somos?

Chibás, la semilla que germinó

Foto: Tomada de Internet

Chibás, fue la semilla que germinó el 26 de julio de 1953 cuando un grupo de jóvenes liderados por Fidel, salidos de las filas de la Ortodoxia, enaltecidos por las ideas revolucionarias y emancipadoras, asaltaron la segunda fortaleza militar cubana en Santiago de Cuba para derrocar al oprobioso gobierno dictatorial de Fulgencio Batista, quien arrebató el poder con el golpe de Estado del 10 de marzo de 1952.

Esos jóvenes tuvieron el estímulo constante de Eduardo Chibás, revolucionario cubano que incentivó el pensamiento antiimperialista, se pronunció por la lucha contra la corrupción administrativa existente en el país por aquel entonces, con lo cual se convirtió en una figura de gran valor en la opinión pública nacional, debido a las grandes denuncias realizadas tanto en la prensa escrita como en un programa radial que transmitía cada domingo y tenía miles de seguidores.

Chibás fue el símbolo del Partido Ortodoxo fundado por él, con su lema principal de: “Vergüenza contra dinero”, y el símbolo no podía ser otro sino una escoba para barrer todos los males y la corrupción política que gravitaba sobre la nación.

Se convirtió Eduardo Chibás en la principal figura política de la Cuba republicana de los años 40 hasta el inicio de los 50’ del pasado siglo, cuando también se destacó como guía y fuente de inspiración de la juventud cubana de entonces, por lo cual ocupa el puesto que merece en la historia como reconocimiento a todo cuánto hizo en esos momentos y por la trascendencia de sus ideas en la juventud cubana de la época.

Si realizáramos un breve paneo por su trayectoria saltaría a la vista que no nació en cuna humilde el 26 de agosto de 1907, inició los primeros estudios en el Colegio de los Jesuitas en Santiago de Cuba y cursó la segunda enseñanza en el Colegio de Belén, tal como lo hizo Fidel unos años después. Más tarde, con solo 17 años matricula en la Facultad de Derecho de la Universidad de La Habana y en 1927 funda el Directorio Estudiantil Universitario (DEU) y es expulsado de la Universidad por sus actividades contra la prórroga de poderes impuesta por Machado.

Luego de la caída del dictador tuvo gran influencia en la Comisión Ejecutiva y el Gobierno de los Cien Días, además, el gobierno revolucionario de Ramón Grau San Martín, en el que Guiteras se desempeñaba como Ministro de Hacienda, Guerra y Marina, y jugaba un importante papel en el interés por establecer medidas de alcance social y político como la jornada laboral de ocho horas, la creación de un sistema de pensiones y de seguridad social, la legalización de los sindicatos y la reducción de los precios de los productos de primera necesidad, así como decretar la autonomía universitaria.

También Chibás condena el golpe de Estado de Fulgencio Batista en enero de 1934, y con la apertura del programa radial “La Voz de las Antillas” comienza su denuncia a la violencia y la corrupción. En esa época funda en 1936 la Izquierda Revolucionaria con Ramiro Valdés Daussa; además, participa en la creación del Partido Revolucionario Cubano (Partido Auténtico) dirigido por Ramón Grau San Martín y es uno de los 76 delegados elegidos a la Asamblea Constituyente para redactar la Constitución de 1940. En ese mismo año es electo al Parlamento Cubano y a su vez es el portavoz del Partido Auténtico, desde donde denuncia al gobierno de Batista que había sido elegido presidente ese año.

Chibás en diferentes facetas de su vida revolucionaria

Su pensamiento avanzado le proporciona los argumentos necesarios para considerar cuatro años después, en 1944, que el Partido Auténtico se ha sumado a la corrupción y ha traicionado al pueblo, por lo que se separa y es que crea el Partido del Pueblo Cubano, también llamado Partido Ortodoxo, defensor de la soberanía nacional al proponer un programa bastante avanzado para la época, en el que se pronuncia por la independencia económica con una diversificación de la producción agrícola, la eliminación del latifundio, el desarrollo de la industria, la nacionalización de los servicios públicos, la lucha contra la corrupción y la justicia social con la defensa de los trabajadores.

Por si fuera poco, también proyecta una reforma agraria, un sistema de seguridad social estatal y una estructura tributaria justa, mientras que en lo internacional defiende una política de paz y lazos con todas las naciones, repudio al veto de las grandes potencias en las Naciones Unidas y un comercio internacional más justo, condenando las tiranías como Franco en España, Stalin en Rusia, Trujillo en Santo Domingo y Perón en Argentina.

Chibás se caracterizaba por ser un excelente orador, y para comunicarse de un mejor modo con el pueblo y promover las ideas de la Ortodoxia crea un programa dominical en la CMQ, la emisora de mayor alcance y audiencia, y de hecho se convierte en el más popular del país. Desde allí denuncia la corrupción gubernamental y la necesidad de contar con una dirección política honesta en el país, pronunciamiento que lo lleva a la cárcel en 1949 por acusar de corrupto al Gobierno y al Tribunal Supremo de confabularse con la empresa norteamericana, la Cuban Electric Company, por el aumento de sus tarifas en contra de los intereses populares, declarando en esos momentos que “es un honor ir a la cárcel por defender al pueblo cubano”. Es a partir de ese momento que adquiere mayor fuerza y conciencia en el pueblo el lema que promueve el Partido Ortodoxo: “Vergüenza contra dinero. A barrer con los ladrones”, el cual, como ya expliqué, tiene a una escoba como símbolo  para barrer todos los males.

Es en 1951, que Chibás ataca al Ministro de Educación Aureliano Sánchez Arango, al que acusa de desviar fondos públicos y de crear un imperio inmobiliario en Guatemala. A pesar de sus afirmaciones, Chibás no logra presentar las pruebas que prometió a la opinión pública, por lo que se convierte en objeto de burla, con un descenso momentáneo del apoyo popular. Estos hechos lo llevan a tomar una decisión desesperada de suicidarse para enaltecer la conciencia popular, y es el 5 de agosto de 1951 en su programa radial, tras dar un discurso, se dispara a sí mismo con una pistola y muere tras once días de agonía el 16 de agosto de 1951.

Santiago de Cuba: Conmemoración de la muerte de Eduardo Chibás

En ese último discurso, considerado “el último aldabonazo” Chibás denuncia una vez más la corrupción:
“… Hace cinco años acusé al Ministro de Educación José Manuel Alemán, de robar los dineros del material y el desayuno escolar y de estar fomentando en Miami un imperio de propiedades e inmuebles. El Ministro Alemán y todos sus corifeos atronaron el espacio gritando: ¡Mentiroso! ¡Calumniador! ¡Presenta las pruebas! Yo no pude presentar las pruebas físicas de que se estaban robando el dinero del Tesoro Nacional, pero seguí repitiendo, firme en mi convicción moral: ¡Se lo roban! ¡Se lo roban! Ahora acuso al Gobierno de Carlos Prío de ser el más corrompido de cuantos ha tenido la República hasta el presente y a su Ministro de Educación, Sánchez Arango […] de robarse los dineros del material y el desayuno escolar y de realizar grandes inversiones en Guatemala y otras Repúblicas de la América Central al no permitirle el Gobierno de Washington entrar en los Estados Unidos por sus antecedentes comunistas. […]. Cuba necesita despertar. Pero mi aldabonazo no fue, quizás, lo suficiente fuerte. Seguiremos llamando a la conciencia del pueblo cubano. ¡Compañeros de la Ortodoxia, adelante! ¡Por la independencia económica, la libertad política y la justicia social! ¡A barrer a los ladrones del gobierno! ¡Vergüenza contra dinero! ¡Pueblo de Cuba, levántate y anda! ¡Pueblo cubano, despierta! ¡Este es el último aldabonazo!”

Las Honras fúnebres más grandes de la historia cubana

Un gigantesco mar de pueblo, según se puede apreciar en la gráfica de la época, acompañó al cuerpo inerte de Chibás hasta su última morada en el Cementerio de Colón, calificado como la mayor ceremonia fúnebre que conoce la historia de Cuba.

Aún late el corazón muy rápido al recordar cuánto más hubiera aportado a la causa revolucionaria Eduardo Chibás, cuántas medidas revolucionarias se hubieran tomado en favor del avasallado pueblo cubano de haber sido elegido presidente de la República en las elecciones arrebatadas por el dictador Batista en 1952, de las que él era el candidato favorito, cuántos jóvenes más se hubieran unido al líder juvenil de la Ortodoxia, Fidel Castro, en la continuidad de la lucha revolucionaria por la definitiva independencia de Cuba.

Es entonces que Fidel reflexiona y esclarece: “(…) Cuando comencé a organizar células revolucionarias en la juventud del Partido Ortodoxo, no lo hice para desconocer aquel partido o a sus líderes. Pensaba que dicho partido tenía más obligación que los demás, porque portaba una bandera, posiciones éticas, posiciones políticas honestas; no estaba corrompido, le arrebataron el poder, y creía que aquel partido, sus dirigentes y sus masas, desempeñarían un importante y decisivo rol en la lucha. Entonces, mientras no existía una dirección, una orientación, mientras los líderes no hacían nada, comencé a preparar cuadros, células de combate para llevar a cabo tal tarea, para que aquel partido estuviera en condiciones cuando los líderes decidieran iniciar la lucha”.

La semilla que plantó Chibás con sus ideas, su actitud honesta y valiente ante la vida, su prédica revolucionaria emancipadora, la denuncia a la corrupción y la exacerbación de los valores morales y nacionales, fueron reconocidos por Fidel en un histórico discurso del 17 de enero de 1959, a unos días del Triunfo Revolucionario, frente a la tumba de Chibás, rodeada de una nutrida representación del mismo pueblo que unos años atrás lo acompañó hasta allí, y en la que expresó un concepto que trasciende hasta hoy, acerca de la talla del héroe de la Ortodoxia cubana:

“…sin la prédica de Eduardo Chibás, que sin lo que Eduardo Chibás hizo, sin el civismo y la rebeldía que despertó en la juventud cubana, el 26 de julio no hubiera sido posible (…) Entre los jóvenes que seguían a Chibás se reclutaron principalmente nuestros combatientes. Si no hubiese existido aquella juventud, si no hubiese existido aquella prédica, si no se hubiese sembrado aquella semilla, el 26 de julio no hubiese sido posible.  El 26 de julio fue, pues, la continuación de la obra de Chibás, el cultivo de la semilla que él sembró en nuestro pueblo.  Sin Eduardo Chibás no hubiese sido posible la Revolución Cubana.”

Fragmento del discurso pronunciado por Fidel Castro frente a la tumba de Eduardo Chibás


Por: Sergio I. Rivero Carrasco

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