Guillén, como una luz
Cuentan que el sol se disputaba con la luna el momento de entregar su luz en el amanecer de aquel 10 de julio de 1902 cuando el Camagüey sonreía con el nacimiento del pequeño Nicolás, quien traía consigo el ritmo del contagioso Son circulando por sus venas marcando por siempre la lírica símbolo de la nación cubana.
Fue Guillén un niño crecido con amabilidad y amor en el seno de una familia de clase media. De origen mulato con mestizaje blanquinegro, síntesis de lo criollo y de la cubanidad, que así de sencillo inyectaron su sangre y movieron su corazón hacia lo más genuino de su origen y cultura.
Con esos principios como génesis se formó con un gran sentido teórico-práctico de la vida, esencialmente en el mundo de las letras y así también aprendió de los clásicos, neoclásicos y románticos, dotándose, al mismo tiempo, de elementos de análisis y de un sentido del rigor formal que ya no lo abandonará en su quehacer literario.
Con su obra hizo gala a sus esencias como negro y revolucionario intransigente, dejándolos expresados en sus publicaciones “Negro Bembón”, “Motivos de Son”, “Sóngoro cosongo”, “Poemas mulatos”, ”Las coplas de Juan descalzo”, La paloma de vuelo popular”, “Tengo”, “Cuatro canciones para el Che”, “Por el mar de las Antillas anda un barco de papel”, “Balada de los dos abuelos” y “La Muralla”, entre otros, todos paradigmas de indiscutibles modalidades de expresión que reflejan lo afrocubano y lo popular cubano, junto al profundo compromiso sociopolítico de su obra.
Nicolás Guillén – Biografía
La fusión de los arraigos africanos con los autóctonos, la influencia de cuánto ser humano fue traído aquí y dejó una marca armoniosa y costumbrista como esencias de sus culturas, han signado la obra del Poeta Negro, que también ha sido el poeta de la Revolución, el también periodista, escritor, intelectual cimero de la poesía cubana, revelado Poeta Nacional y acreedor en 1983 del Premio Nacional de Literatura.
Elogiosas opiniones de los más encumbrados especialistas contemporáneos adornan la crítica especializada a su fecunda y prolífera obra, en la que manifiestan: “…el Poeta Nacional supo interpretar a plenitud el espíritu de lucha de los seres humanos, y su esperanza de conquistar una sociedad mejor, reflejar las más legítimas y revolucionarias aspiraciones populares en el período histórico en que se produjeron y porque introdujo el tema negro en la poesía en lengua española”.
Las esencias de las históricas “Palabras a los Intelectuales”, referentes palabras de Fidel en 1961 como resultado de sus encuentros con los intelectuales en la Biblioteca Nacional que trazaron las renovadoras líneas de la política cultural de la Revolución en muy provechosos espacios de intercambio, volvieron a aflorar porque permanecen vivas en el curso de la Revolución, que es una sola asediada todo el tiempo por el imperio en su afán de destruirla.
Fue Guillén el Primer Presidente de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba, gestada en 1961 en el propio fragor de la batalla de los intelectuales cubanos con la dirección de la Revolución y Fidel al frente en defensa de la Cultura.
Guillén ha sido la luz de vida, intransigencia y afrocubanidad que caracterizó el quehacer poético y puso en contexto los valores a defender desde la Cultura frente a la colonización cultural.
A 121 años de su natalicio continúa siendo Guillén esa luz que aún ilumina los días grises y polémicos del quehacer cultural cubano, el genio aglutinador en esa devenida en contienda patriótica frente a las acciones separatistas, colonizadoras y globalizadoras de la cultura fomentada por el imperio.
“Sóngoro cosongo”. Septeto de Ignacio Piñeiro
Por: Sergio I. Rivero Carrasco