julio 27, 2024 ¿Quienes somos?

La Isla del Tesoro

Mucho se ha especulado acerca de que si nuestra Isla sirvió de inspiración al británico Robert Stevenson para su célebre novela de aventuras La Isla del Tesoro. Al menos así lo afirmó Stephen Chalmers en un artículo publicado en 1929. Lo cierto es que en la época en la que Stevenson vivió, la segunda mitad del siglo XIX, la flota inglesa estaba presente en todos los mares del mundo, tal vez en un último aleteo de la grandeza para la aventura.

No era infrecuente entonces escuchar en cualquier taberna las historias de marinos bragados que habían hecho su agosto con el pillaje en las aguas turquesa del Caribe. Uno de ellos fue el pirata y naturalista William Dampier, quien décadas antes ya había descrito largo y tendido en sus apuntes la naturaleza pinera, la posición geográfica de la Isla y sus accidentes costeros.

Así las cosas, en el verano de 1881, cuando Robert Stevenson recuperaba su maltrecha salud en Braemar, dieron inicio, con el concurso de toda su familia, a la novela histórica de aventuras más reconocida de todos los tiempos.

Si observamos con detenimiento el mapa de la Isla en la novela, podemos reconocer a la nuestra si la giramos sobre su eje 90 grados a la derecha. Solo cambian de lugar sus puntos costeros como la península de Carapachibey, que quedó al Oeste, pero la configuración del mapa es la misma que se conocía en los tiempos en que comenzó el auge del corso y la piratería tras la colonización y el saqueo del Nuevo Mundo.

Como si fuera poco, Stevenson añade detalles únicos a su obra, como la pequeña y solitaria Isla del Esqueleto, nuestro  Morrillo del Diablo, y también alude a personajes rigurosamente históricos como los capitanes piratas Edward Davis, England, , Kidd o Bartolomé Roberts. Incluso menciona las tonadillas de moda por entonces entre los bandidos de mar como Lilibulero y Venid Muchachas.

Otros datos curiosos se añaden a la trama, como el hecho de que la Isla esté dividida en dos partes por una ciénaga, una solitaria montaña en el centro (La Daguilla) y una fuerte corriente marina al sur, por donde navegaban las flotas españolas cargadas de metales preciosos y, por supuesto, bien conocida por los piratas de entonces.

Describe también el extremo sur de la Isla, bajo, llano y rocoso, con rocas acantilados que hacen difícil encontrar fondeadero. En cambio, la costa occidental, muy arenosa, era ideal para sus desembarcos.

Los paisajes pineros se suman también a la interminable lista de "coincidencias" entre la Isla del Tesoro y la nuestra.

La descripción exacta que hace de la Siguanea como como excelente Rada a cubierto de los vientos y guarida habitual de los "caballeros de la fortuna", los prolíficos pinares, el bosque interminable y siempre verde, los manglares.

Sin embargo, no son los descritos los únicos detalles que apuntan a que Robert Stevenson se inspiró en la Isla de Pinos para escribir su clásica novela, como la alusión sutil a Cayó Largo u otras por el estilo.

A los escépticos, solo una recomendación: Lean La Isla del Tesoro y ....saquen sus propias conclusiones.

Resumen La isla del Tesoro Robert Louis Stevenson


Por Linet Gordillo Guillama

Fotos: Tomadas de la Red

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *