Naturaleza de las aguas interiores y del mar de la Isla de la Juventud
La Isla de la Juventud se caracteriza por poseer una gran cantidad de corrientes superficiales, ya sean ríos o arroyos, aunque todos son por lo general de corta longitud.
Los ríos son de curso breve, de escasa profundidad y caudal y encajados fuertemente en la llanura, lo que hace suponer que esta se encuentra en franco proceso de levantamiento.
Numerosos son los ríos y arroyos que vierten sus aguas al mar o en la Ciénaga de Lanier. De todos los ríos, el de Las Casas es el más importante. Atraviesa la capital de Nueva Gerona de sur a norte y su tramo final se convierte en estuario, facilitando así su importante papel de puerto, el único en la actualidad, por donde se efectúa todo el trasiego marítimo de productos que entran o salen de la Isla.
Algunas corrientes de la llanura septentrional vierten sus aguas en la Ciénaga de Lanier y no en el mar, tal es el caso de los Ríos San Pedro, Las Tunas, La Jagua y Santiago, quienes contribuyen así al necesario equilibrio hídrico de la zona; en su seno atesoran al manjuarí y los cocodrilos, verdaderos dueños del lugar.
Otras corrientes importantes por su caudal y extensión son: Río del Medio Las Nuevas, Júcaro, Guayabo y el Río Los Indios, que atraviesa la interesante zona de igual nombre, única en el mundo por su estado de conservación, cuyo paisaje sólo tiene su similar al sur del cauce interior del río Cuyaguateje (provincia de Pinar del Río).
Los principales ríos están represados. Hoy suman más de trece las presas construidas, con el objetivo fundamental de embalsar sus aguas y ponerlas al servicio de la agricultura. Actualmente se han introducido en casi todas, algunas especies de interés acuícolas como la tilapia, el pez gato, las carpas y las tencas, con fines alimentarios.
Fuentes de aguas minero medicinales. En principio fueron explotadas de manera muy primitiva y sin grandes pretensiones, fundamentalmente por los pobladores para su solaz esparcimiento.
Los manantiales más famosos, incluso a nivel internacional, fueron ubicados en los alrededores del poblado de Santa Fé, los que se destinaron a dos usos fundamentales: como agua de mesa (La Cotorra) y para baños medicinales.
Mares
Alrededor de dos tercios de los mares que rodean la isla son someros. Desde Cabo Francés al oeste, abarcando todo el litoral occidental, norte y oriental hasta la altura de Punta del Este, pertenecientes al golfo de Batabanó, las profundidades raras veces superan los diez metros y su promedio es de siete metros. Estos mares de escasa profundidad (asentados sobre porciones sumergidas de la región suroccidental de la plataforma insular y que abarcan un área de 34 145 km2), condicionan grandes aportes de vapor de agua y tienden a elevar el calor latente y en consecuencia incrementan los regímenes diarios y anuales promedio de temperatura, precipitación y humedad.
Históricamente ha sido una zona muy explotada económicamente pues, en su seno, guarda enormes riquezas, sobre todo peces (biajaibas), crustáceos (cangrejos y langostas), moluscos (ostiones) y otras especies de gran valor económico y alimentario.
A escasa distancia de la costa sur se localiza el límite de la plataforma, razón por la cual, las grandes profundidades se alcanzan rápidamente. El origen de la zona facilita las condiciones en la proximidad de la costa, para la existencia de un cordón de arrecifes coralinos, en los que crean un hábitat característico para el asentamiento de una variada fauna marina. En dichos mares, la explotación económica se dirige a la pesca del macabí, sábalo, pargo, cubera, aguja blanca, aguja de abanico, castero, varias especies de tiburón y quelonios esencialmente.
A la altura de Punta del Este y hacia el oriente, la plataforma insular está festonada de hermosísimos cayos de gran interés ecológico, pues se ha demostrado que constituyen refugio de valiosas especies de flora y fauna. La extensión de sus playas y la finura de sus blancas arenas le confieren un elevado valor turístico. Desde este punto de vista, se integran como región al sur de la Isla.
Se destacan de (oeste a este): Cayo Matías (6,7 km2), Cayo Campos (7,9 km2), Cayo Aguardiente, Cantiles (con 17 km de extensión y 35 km2), Rosario (10 km de largo y 18 km2) y Cayo Largo (24 km de longitud y 37 km2), este último importante polo de desarrollo turístico de alcance nacional e internacional con perspectivas dirigidas a la fotocaza y pesca submarina, así como al yatismo y diversas modalidades de turismo ecológico.
Por: Lic. Guillermo F. Maquintoche Vázquez.
Fotos: Archivo personal del autor.