octubre 8, 2024 ¿Quienes somos?

Onelio, el cuentero mayor

Desde los primeros años de estudios universitarios, las clases de Literatura se convirtieron en convite y satisfacción porque en cada una se llevaba a debate uno de los cuentos escritos por ese grande de la cuentística cubana: Onelio Jorge Cardoso, nacido el 11 de mayo pero de 1914 hace 110 años en Calabazar de Sagua, perteneciente a  la antigua provincia de Las Villas.

Cuánto gozo teníamos al llevar también a la escena algunas de sus narraciones y asimilar personajes costumbristas como el salido de “El cuentero” Juan Candela o Francisca, esa viejecita perseguida por la muerte, que a pesar de su edad, desafía todos los males y sale victoriosa del encuentro porque “…todavía tiene mucho que hacer”, en “Francisca y la muerte”. Ella nos deja una hermosa lección de fortaleza y confianza en sí mismo, caracterizando la personalidad indoblegable del cubano. Por sus convicciones de hombre justo y profundamente humano, denunció todos los desmanes de la seudo-república en Cuba, defendió con la palabra a los desposeídos, sobre todo a pescadores, campesinos pobres, y niños y mujeres discriminados, para quienes reclamó el respeto a su derecho pleno.

Onelio vivió 72 años, pero en su discurso literario y como maestro, nos dejó cientos de experiencias, de historias de vida muy sembradas en la tierra y en nuestros mares detallando las peripecias y debilidades de la vida de pescadores, campesinos y trabajadores agrícolas; era esa la imagen dramática de nuestros campos que se vieron transformadas con la llegada del Primero de Enero de 1959 con el triunfo de la Revolución.

Su cubanía brotaba tanto por sus poros como por su obra, pero rebosada de sencillez y modestia que vedaba lo grande que era: El Cuentero Mayor, Premio Nacional de Cuento “Hernández Catá” con “Los carboneros”, y otros tantos méritos que hubieran podido llevarlo a demostrar públicamente su verdadera dimensión;  No obstante, fue considerado como el cuentista nacional cubano, título que le valió el más alto reconocimiento de su vida, ya que unido a los valores autóctonos y prolíferos de sus narraciones, se unió su amplia cultura y labor periodística.

Entre sus obras infantiles está la novela “Negrita”, en la que la perrita de ese nombre protagoniza una historia para deleite de los más pequeños lectores de las casas cubanas, con un mensaje de amor y solidaridad tan universal que podría hacer reír, llorar y aprender hasta a un niño esquimal, que nada tiene que ver con la idiosincrasia de los cubanos.

Escribió numerosas obras, en su afán de dejar plasmado todo lo que le inspiraba. Cada renglón suyo puede hacernos vivir historias maravillosas, pero es allí, en sus “Cuentos completos” , donde creció y creció hasta convertirse en uno de los mejores cuenteros, cualidad que lo distingue aún después de 33  años de su muerte.

Para los niños y jóvenes de cualquier edad que gusten de disfrutar la compañía de un buen libro, ya sea antes de irse a dormir, en los momentos de ocio o durante la etapa de descanso, nada mejor que pensar en algún título de Onelio Jorge Cardoso que además de servir como entretenimiento, les instruya, como “Taita, diga usted cómo” su primer título publicado en1945, con prólogo de José Antonio Portuondo; “El cuentero” (1958) o “Cuentos completos” (1966) que tiene prólogo de Raúl Aparicio, entre otros muchos que nos harán vibrar con su excelente costumbrismo y cubanía.

"Si todavía quedara en el mundo algún incrédulo, que dudara de la ineludible necesidad de la Revolución, que vaya a los cuentos de ese gran escritor realista", dijo la Doctora Dolores Nieves Rivera al pronunciar las palabras de elogio a la amplia trayectoria creadora de Onelio, en el Aula Magna de la Universidad de La Habana el 29 de mayo de 1984, en ocasión de ser entregado a Onelio Jorge Cardoso el título de Doctor Honoris Causa en Letras, “por su permanente esfuerzo en el desarrollo de la Cultura Nacional”. Entonces también destacó que “cuando Onelio nos relata la historia de la gente de los campos de Cuba, lo hace desde adentro. No es un observador más o menos parcializado a favor de los humildes: es uno de ellos, que cuenta sobre la vida de todos. He ahí el secreto del cuentero”.

Se cumplen hoy 38 años de una fatal coincidencia en su vida fue que en esa misma fecha que le fuera entregado el título Honoris Causa en Letras, dos años después (1986) se apagó su voz, pero cada una de sus historias siguen volando como los saltamontes, zunzunes, cotorras y tomeguines, hoy multiplicadas con un nuevo anecdotario, nada parecido al de su seudorepublicano, un anecdotario de casas hermosas, escuelas y policlínicos edificados, de una tierra propia entregada con la Primera Reforma Agraria hace 66 años. Él nos vislumbró desde sus vivencias e historias imaginarias, desde las esencias de la realidad, que en Cuba tenía que pasar algo; y ese algo era la Revolución.

Francisca y la muerte


Por Redacción Web

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