Piratas debutan con coraje en la Serie Nacional 64, pese a la embestida de las Avispas.

El Estadio Guillermo Moncada fue testigo de una serie que, aunque marcada por cinco derrotas consecutivas, dejó en alto el espíritu combativo de los Piratas de la Isla de la Juventud en su debut en la Serie Nacional 64. Las Avispas de Santiago de Cuba, con su experiencia y dominio en todos los aspectos del juego, supieron capitalizar la inexperiencia de los bisoños isleños, imponiéndose con autoridad en cada uno de los compromisos.

Pero más allá del marcador, lo que se vivió en el diamante fue una lección de dignidad. Los jóvenes Piratas, conscientes de la superioridad técnica y táctica de sus rivales, salieron al terreno con la frente en alto, decididos a representar con entrega y coraje a su tierra. Cada jugada fue una muestra de unión, voluntad y amor por el deporte. En cada inning, se pusieron a prueba no solo como atletas, sino como símbolos de resistencia y esperanza para los pineros.

Este equipo no necesita críticas, necesita respaldo; necesita aliento, respeto y confianza, porque cada esfuerzo que realizan en el terreno representa el sentir y el orgullo de quienes habitamos esta tierra.
Así lo creo yo, desde la modestia de quien observa con admiración el esfuerzo de estos jóvenes. No hablo como aficionado casual, sino como alguien que entiende que detrás de cada jugada hay entrega, sacrificio y amor por esta tierra.

Es importante señalar que estos jóvenes apenas están celebrando partidos que debieron haber sido parte de una etapa pre competitiva. Los directivos apenas ahora tienen la oportunidad de modelar el equipo en condiciones reales de juego. No se trata de justificar resultados, sino de entender que mientras conjuntos como Santiago de Cuba ya acumulan más de 15 partidos de preparación, los Piratas apenas comienzan a navegar.

La travesía continúa. Ahora el equipo se traslada al balcón del oriente cubano, Las Tunas, donde enfrentarán cinco compromisos en el Estadio Julio Antonio Mella, hogar de los temidos Leñadores. Luego, pondrán rumbo a puerto seguro: el Estadio Cristóbal Labra, donde rivalizarán frente a los Leones de Industriales.
Otro desafío que enfrentan los Piratas —y cualquier equipo en su situación— es jugar fuera de casa. Aunque figuren como home club en algunos partidos, el escenario y la afición siguen favoreciendo a los locales, lo que añade una capa más de dificultad a su ya exigente calendario.
Texto: Frank Pupo La Rosa
Fotos: Bitácora del Pirata