Che América

Este 8 de octubre, Cuba conmemora el 58 aniversario de la muerte de Ernesto “Che” Guevara, símbolo universal de lucha revolucionaria y figura profundamente arraigada en la identidad política y cultural de la nación.
El Che, nacido en Argentina, pero adoptado por Cuba como uno de sus hijos más ilustres, cayó en combate en Bolivia en 1967. Su legado permanece vivo en cada rincón del país: desde los murales en las escuelas hasta el icónico relieve en la Plaza de la Revolución, su imagen continúa inspirando generaciones.
Para Cuba, el Che representa mucho más que un guerrillero. Es el paradigma del internacionalismo, la ética revolucionaria y la entrega absoluta a los ideales de justicia social. Su pensamiento, recogido en textos como El socialismo y el hombre en Cuba, continúa siendo referencia obligada en la formación integral de las más jóvenes generaciones y hasta de los que peinan canas.
En todo el país, se realizarán actos de homenaje, especialmente en Santa Clara, donde reposan sus restos. Estudiantes, trabajadores y combatientes rendirán tributo con flores, discursos y compromisos renovados de continuar su ejemplo.
Fidel, siempre certero, al referirse al Che, legó: “Si queremos expresar cómo deseamos que sean los hombres de las futuras generaciones, debemos decir: ¡Que sean como el Che!” Una frase que sintetiza la admiración profunda y el reconocimiento a su ejemplo moral, político y humano, que los pioneros lo han sintetizado en su histórica consigna “¡Seremos como el Che!”.
El arte también ha sido vehículo de esa admiración. El pintor cubano Raúl Martínez, al crear su obra Che América, expresó que el Che era “un símbolo que no pertenece solo a Cuba, sino a todo el continente”. Con colores vibrantes y estilo pop, Martínez capturó la dimensión continental del pensamiento guevariano, convirtiendo su imagen en ícono de lucha y esperanza para los pueblos de América Latina.
A 58 años de su partida física, Cuba reafirma que el Che no ha muerto: vive en la conciencia revolucionaria, en la ética militante y en el compromiso de construir un mundo más justo.
Texto: Ana Verdecia
Imagen: Raúl Martínez