Martí renacido

En el marco de la Jornada por la Cultura Cubana, la Isla de la Juventud rindió homenaje este lunes al aniversario 155 de la llegada del joven José Martí como deportado político a la entonces Isla de Pinos, y a su estancia en la finca El Abra, sitio donde la fragilidad física se convirtió en fuerza espiritual, y el dolor en conciencia nacional.
El acto político-cultural central tuvo lugar en el patio del Museo Municipal en Nueva Gerona, con la presencia de autoridades del Partido y el Gobierno, junto a investigadores, estudiantes y voces comprometidas con la memoria histórica. Más que un evento institucional, fue un encuentro con las raíces, con el instante en que Martí, apenas con 17 años, llegó herido y convaleciente a este rincón del país. En El Abra, bajo el cuidado de la familia Sardá, comenzó a forjarse el pensamiento ético y rebelde del futuro Apóstol.
La conmemoración evocó no solo el arribo de Martí, sino también el gesto humanitario de quienes lo acogieron tras los trabajos forzados sufridos en las canteras de San Lázaro. Desde la Isla, escribió cartas que revelan sus preocupaciones, su sensibilidad y su firmeza:
- “Estoy triste, pero no vencido. El alma se levanta cuando la causa es justa.”
- “Aquí, en este rincón del mundo, he aprendido que la patria se lleva en el pecho, aun cuando se nos arranque la libertad.”
- “El Abra me ha dado abrigo, pero también fuego. Fuego para pensar, para escribir, para no olvidar.”
Durante la ceremonia, se destacó la trascendencia simbólica de El Abra como cuna del ideario martiano. “Aquí Martí aprendió a transformar el dolor en camino de luz, y la injusticia en compromiso”, expresó una de las voces participantes.
El homenaje fue también momento oportuno para reconocer a estudiosos de la vida y obra de José Martí con el Premio La Utilidad de la Virtud, máxima distinción que confiere la Sociedad Cultural José Martí. Asimismo, se llamó a convertir la efeméride en espacio de motivación y unidad patriótica, en aras de fortalecer el quehacer del pueblo pinero en la batalla por la descolonización cultural.
A 155 años de aquel destierro, la presencia de Martí continúa siendo una fuerza entrañable en la conciencia cultural de las nuevas generaciones, y El Abra permanece como símbolo de renacer, compromiso y cubanía.
Texto: Ana Verdecia
Imagen: RC