Madre, ternura infinita
“Del manto del amor
se envuelve la ternura,
la ternura más pura
que es lucero y es flor”.
Antonio Guerrero
Ni la pandemia con sus necesarias mascarillas y el distanciamiento pudo impedir los sentidos y esperados besos de los hijos a sus madres, abuelas, tías más cercanas, porque ese instinto bien sentido se energiza, brota desde dentro, es como el volcán que no puede retener su lava y la lanza por su cráter. Así también es el amor de los hijos por sus adorables progenitoras, en cualquier circunstancia se multiplica el amor y el sentimiento con la buena vibra, se enaltecen los recuerdos de los días más felices para hacer de este Día de las Madres otra jornada de felicidad y amor cultivando el mejor regalo que podamos entregarle hoy a nuestras madres, desde una buena acción, el dibujo del niño, o las sobresalientes calificaciones escolares de la más pequeña o los nietos.
El novelista francés Honoré de Balzac nos decía:"el corazón de una madre es un abismo en cuyo fondo encontrarás siempre refugio y comprensión", sin importar la distancia en que puedan estar los unos de los otros con el concepto sofocliano de que "los hijos son las anclas que atan a la vida a las madres".
En este tiempo, cuando muchos no podemos estar bajo el mismo techo o país, de todos modos esa ancla se aferra al fondo del mar y en las alas de las señales para que la tecnología se encargue de que, también cara a cara, mediante el display de los celulares o las computadoras, podamos mirarnos, intercambiar las frases cariñosas y aunque en ocasiones las lágrimas nos traicionen, mostrarles el infinito amor que les profesamos con la alegría infinita de encontrarnos.
Aunque sean suficientes los homenajes ofrecidos durante el día, entonces, otro beso en la frente, un abrazo bien sentido, una sabrosa cena en familia con lo que cada cual pueda aportar, será el colofón de la celebración. A ellas, así de sencillo, solo quitémosles los problemas del camino, mantengamos una conducta que se corresponda con sus enseñanzas y ejemplo, mostrémosles cada día que son lo más importante, y dediquémosles el tiempo necesario para conversar, para colaborarles, para que se sientan importantes como en realidad es la madre en la vida de los hijos.
A nuestras madres, donde quiera que estén, ternura infinita. No hacen falta más regalos.
Felicidades a las madres 1
por Sergio I. Rivero Carrasco